Análisis
Un 'brexit' a la medida de la UE
La película sobre las negociaciones entre Londres y la UE tiene un guion cada vez más europeo
Carlos Carnicero Urabayen
Periodista.
CARLOS CARNICERO URABAYEN
Sonrisas y ojeras. Alivio y cansancio en las caras de Juncker y May. Pasaron probablemente la noche sin dormir para poder anunciar a las 7 de la mañana que ya hay un primer acuerdo sobre la separación británica de la UE. Ahora toca hablar de futuro. La posibilidad de que este insólito divorcio acabe a tortas es ahora remota. Los fantasmas de un brexit duro se dispersan. A este paso, el Reino Unido se quedará tan cerca de Europa que quizá no termine de salir. Improbable, pero no imposible.
El acuerdo firmado de esta primera fase afecta a tres cuestiones clave: el dinero que el Reino Unido deberá pagar en el momento de irse (que responde a sus compromisos adquiridos hasta la salida), los derechos de los ciudadanos europeos en el Reino Unido y de los británicos que viven en Europa y una solución para la frontera de Irlanda del Norte. Quedan detalles pendientes de cerrar, pero el entendimiento entre ambas partes es suficiente para pasar a la segunda fase.
La película sobre estas negociaciones tiene un guion cada vez más europeo. El diseño secuencial (primero resolver las cuestiones de la separación para pasar a hablar de la futura relación comercial y de seguridad) fue una exigencia europea. Theresa May, que un día amenazó con salir por las bravas, va cruzando ahora sus propias líneas rojas en la mejor tradición del pragmatismo británico, secuestrado en aquel insólito referéndum y recuperado día a día conforme la fecha de salida en marzo del 2019 se aproxima.
El compromiso de pagar la factura
Si un día el Gobierno británico negó que tuviera que pagar una cantidad para salir (unos 50.000 millones de euros), ahora es ya una realidad a la que se ha comprometido por escrito. Si también renegó de la posibilidad de que el Tribunal de Justicia de la UE siga teniendo jurisdicción en el Reino Unido tras el brexit, ahora es otra promesa enterrada, puesto que el tribunal velará por los derechos de los europeos en el Reino Unido. ¿Sucederá lo mismo con la promesa de May de salir del Mercado Único?
Tras el acuerdo firmado, su permanencia es una posibilidad. «Ante la ausencia de una solución específica, el Reino Unido mantendrá un alineamiento total con las leyes del mercado único y la unión aduanera». Curiosamente, este compromiso, que acerca al Reino Unido al estatus que tiene ahora como miembro de la UE, se debe a no alterar los acuerdos de paz de Irlanda del Norte, donde hasta ahora no hay controles en la frontera con la República de Irlanda y así deberá seguir tras el brexit.
Mientras el guion y el calendario ideado por Bruselas se va cumpliendo, los gestos y el lenguaje de los europeos evitan cualquier tentación de sacar pecho. Michel Barnier, negociador europeo, no pierde la elegancia en las formas, ni cuando se desespera con la falta de claridad británica ni cuando logra una victoria como la actual. Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, ha dicho que este acuerdo es un «éxito personal de Theresa May». Seducción europea para una primera ministra que sigue siendo débil en casa y necesita resistir hasta el final.
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