Los SÁBADOS, CIENCIA

La brecha creciente entre Norte y Sur

Baja financiación, falta de oportunidades para jóvenes y trabas administrativas marcan la diferencia

PERE PUIGDOMÈNECH

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Los programas de investigación europeos son actualmente importantes para muchos investigadores. En términos globales no representan una gran proporción de la inversión que se hace en investigación en Europa pero los investigadores de muchos países son fondos que marcan la diferencia a la hora de llevar a cabo una investigación competitiva. Ahora que el programa Horizon 2020que coordinará la investigación financiada por la UE ha sido aprobado, hay voces que piden saber si, sobre todo en tiempos de crisis, estos fondos benefician principalmente a los países del Norte que invierten más. Si algún día la recuperación económica acaba llegando, la diferencia entre Norte y Sur se habrá hecho aún más grande.

La cuestión se plantea a diferentes niveles. Por ejemplo, un artículo que acaba de ser publicado en la revista Natureseñala que durante la actual crisis económica los países han reaccionado de forma diferente. Alemania ha aumentado sus presupuestos de investigación en un 25% y Suecia, Austria o Bélgica han hecho algo parecido. Esto contrasta con que Italia ha rebajado los suyos en un 20%, Grecia, Hungría en un 40% y en España hemos vuelto a niveles del 2009 como mínimo. O sea, cuando se trata de competir para proyectos europeos, los países del Norte han ido aumentando su capacidad de acceder a fondos de investigación.

Esto ya ocurría en casos en los que la competencia se hace directamente entre investigadores como es el caso de los proyectos del Consejo Europeo de Investigación. Se trata de proyectos muy bien financiados y que se otorgan esencialmente por la calidad del proyecto y del investigador que lo propone. Los resultados son consistentes a favor de los países del Norte que tienen sistemas sólidos para construir grupos de investigación de calidad. Cuando se trata de proyectos dirigidos a investigadores más jóvenes los países del Sur están muy presentes, pero a menudo se solicitan para hacer la investigación en un país del Norte. Una excepción interesante la tenemos en Catalunya donde el sistema de contratos que ha puesto en marcha la Generalitat (ICREA) ha permitido un buen éxito para los proyectos de los investigadores más jóvenes.

Otro motivo de preocupación es la fuga de investigadores hacia los países del Norte. La congelación o supresión de contratos a universidades y centros de investigación ha provocado que los jóvenes formados recientemente en los grupos de investigación hayan tenido que buscar su oportunidad en el extranjero. Que los jóvenes investigadores pasen estancias en el extranjero es muy recomendable, pero el problema es la falta de posibilidades de volver y formar sus grupos de investigación en los países del Sur como ocurre ahora. Y también es inquietante el goteo de jefes de grupos de investigación que no tienen problemas de financiación, sino que no hallan en el entorno la posibilidad de gestionar adecuadamente los fondos de que disponen. Esta situación se da de manera más fuerte en España en centros que dependen directamente de la Administración como es el caso del CSIC. Las normas administrativas que se están estableciendo para controlar el gasto y para la contratación de personal no están adaptadas para el trabajo de investigación, que necesita un grado de flexibilidad en un entorno muy cambiante y competitivo. Hace pocos meses el Ministerio de Economía y Competitividad encargó un informe a la Comisión Europea sobre el sistema de investigación español. Fue recibido por el ministro, pero de las acciones que se proponían no se ha llevado a cabo ninguna.

Todo ello, bajo nivel de financiación, falta de oportunidades para los jóvenes y una estructura administrativa inadaptada para los grupos de investigación hacen que el Sur de Europa no pueda competir con el Norte. Es cierto que en Catalunya ha habido una manera de hacer las cosas diferente. Tanto en la contratación de personal como en la gestión de los centros ha habido experiencias muy interesantes que han permitido que hayan sido atraídos investigadores con posibilidades para competir con otros investigadores internacionales. Y como consecuencia ha habido más éxito en los proyectos europeos.

Lo que pasa es que el entorno administrativo y político hace que este éxito tenga efectos limitados, como por ejemplo en los grupos universitarios que forman la mayoría de los que existen en nuestro país. En cualquier caso la falta de inversión en proyectos y en infraestructura y de reformas se acaba haciendo notar en todas partes. Mientras esto sea así y como que los países del Norte siguen invirtiendo y en algunos casos han adaptado sus estructuras a sistemas más eficaces, la diferencia entre los diferentes países europeos se irá haciendo más grande. El artículo de Nature afirma: «La hemorragia de gente e ideas hará crecer la brecha en la competitividad económica». Si todo esto acaba pasando no debemos buscar responsabilidades en Europa, sino en lo que hacemos aquí mismo.