La clave

¡Bravo por Varoufakis!

Guerra fiscal abierta en un país que vivió del estraperlo gobernada por políticos que preferían maquillar cuentas antes que perseguir a evasores

ALBERT SÁEZ

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Finalmente el ministro griego de Finanzas ha entrado en el meollo de la cuestión: la consolidación fiscal. El asunto no son los recortes. La diferencia entre los países intervenidos en esta crisis y sus acreedores es precisamente la presión fiscal efectiva, es decir, los impuestos que efectivamente se recaudan y no la imposición nominal. El ministro Varoufakis ha decidido crear un cuerpo paralelo de inspectores fiscales no profesionales que se dedicarán a grabar a sus conciudadanos que no hacen facturas y cobran por bienes y servicios sin aplicar el IVA. En paralelo, y para perseguir con igual contumacia a los grandes defraudadores, ha creado un equipo de especialistas dirigido por el ministro sin cartera Nikoloudis que en poco más de un mes ha abierto nada más y nada menos que 28.000 expedientes por blanqueo de dinero que podrían significar unos ingresos extras de 2.500 millones, un tercio más de lo que piden a Europa. Guerra fiscal abierta en un país que vivió durante décadas del estraperlo gobernado por unos políticos que preferían maquillar las cuentas antes que perseguir a los evasores. Ese sí que es un punto de encuentro con la Europa que se limitó a decirles a los griegos que si no querían cobrar impuestos debían reducir gastos. Esa es la disyuntiva de Tsipras: o aflorar el 25% de la economía griega en el euro o marcharse con el otro 75%.

Pasividad política

Ese 25% de economía sumergida es el auténtico espejo griego en el que puede mirarse España. Un problema y un guarismo compartido si atendemos los cálculos de la OCDE. ¿Y qué piensan hacer los partidos españoles al respecto? La economía negra plantea un doble perjuicio a la economía española: disminuye los ingresos netos pero también reduce el divisor para calcular el déficit con lo cual duplica la magnitud de los recortes. Nada indica que PP y PSOE vayan a imitar a Varoufakis ni con los inspectores de campo ni con los expedientes a las grandes compañías. Pero lo más triste es que tampoco los emergentes hacen pinta de pretender actuar. Ciudadanos lleva nueve años en blanco en este tema y los dirigentes de Podemos cotizan todos por sociedades. Malos presagios.