La libertad de los funcionarios
Las palabras de la 'consellera' Borràs se pueden leer como una llamada a sus subordinados a librar el 6-F en apoyo de Mas. Haría bien en aclararlas
Enric Hernàndez
Director
Director de EL PERIÓDICO desde el 2010 y licenciado en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona. En 1998 se incorporó al diario como redactor jefe de Política en Madrid. Un año más tarde, asumió la jefatura de la delegación y, en el 2006, fue nombrado subdirector. También trabajó en 'El País' como director adjunto y en el diario 'Avui', donde inició su carrera profesional.
ENRIC HERNÀNDEZ
Disfrutar de las fiestas que estipula el convenio es un derecho de todos los trabajadores, que lo solicitan a conveniencia y sus superiores lo autorizan en función de las necesidades de la empresa. Menos frecuente resulta que sea el director de recursos humanos el que anime al conjunto de sus empleados a librar todos el mismo día, invitación que, de cosechar el 100% de éxito, obligaría a una factoría a interrumpir la producción y a unos grandes almacenes, a bajar la persiana. Casi un cierre patronal.
Algo similar ha hecho Meritxell Borràs, quien, como 'consellera' de Governació, ejerce de jefa de personal de todos los funcionarios de la Generalitat. "¿Que si vería bien que los trabajadores públicos se tomasen un día de asuntos propios para ir a dar apoyo al 'president'? Sí, lo encontraría bien e incluso necesario", respondió Borràs en el Parlament, ratificando unas declaraciones previas en idéntico sentido. Secundaba así la convocatoria de las entidades soberanistassoberanistas, que han pedido a los trabajadores que libren el 6 de febrero para protestar ante el tribunal que juzgará a Artur Mas por desobediencia y prevaricación en la votación del 9-N.
Se esforzó su compañera Neus Munté en matizar que el Govern no pide a los funcionarios que libren el 6-F, sino que juzga "normal" que lo hagan. Pero, como bien sabe la 'consellera' de Presidència, "normal" y "necesario" no son sinónimos.
EL REFERÉNDUM UNILATERAL
Fuera o no su voluntad, el mensaje que Borràs transmite a sus subordinados es que ese día será mejor vista su ausencia que su presencia en la oficina. Y, al quedar registradas las libranzas, lo quiera o no cada departamento tendrá dos listas: funcionarios afines y desafectos al independentismo. Salvo que, para no connotarse, todos los empleados públicos se tomasen fiesta el 6-F, para manifestarse o para hacer recados. ¿Un día sin maestros, mossos ni médicos? ¿Habría que dictar servicios mínimos?
Si la 'consellera' no reparó en los efectos de sus palabras, haría bien en aclararlas. Ante el anunciado referéndum unilateral, los funcionarios deben tener la tranquilidad de saber que ningún superior les obligará a conculcar la ley.
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