TRIBUNA

Al borde del abismo

Suprimir el déficit público anula la posibilidad de hacer política fiscal para impulsar el crecimiento

JOSEP BORRELL. PRESIDENTE DEL INSTITUTO EUROPEO DE FLORENCIA

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Hace cuatro años, por estas fechas, empezó una crisis que fue tomando distintas formas hasta desembocar en una crisis de la deuda en Europa y la amenaza de una doble recesión en ambos lados deL Atlántico. Cuatro años después de haber aprendido lo que quería decir la palabrasubprime, parece que Europa y el euro estén “al borde del abismo”. Así lo ha dichoJacques Delors, uno de los padres más reconocidos de la moneda única, temiendo que el reciente encuentro franco-alemán no haya aportado la respuesta necesaria al rechazar los eurobonos e insistir en la idea de constitucionalizar la prohibición de los déficits como única forma de generar confianza y retomar al crecimiento.

Para evitar lo peor,Delors apunta dos soluciones. O una transferencia de más poder a la Unión o una coordinación económica reforzada entre los estados. Ya que lo primero es rechazado por la mayoría, solo queda la segunda solución, que parece aceptarse en principio pero se concibe y aplica con gran lentitud. Y la reacción de los mercados parece confirmar la impresión de que, en ausencia de verdaderos resultados, las minicumbres franco-alemanas les inquietan más que les tranquilizan.

Otro mensaje tremendista lo acaba de darAlan Greenspan, para el que “el euro se está descomponiendo”, los bancos europeos están en grave dificultad por su exposición a la deuda pública de países como Grecia y la incertidumbre que ello provoca es la responsable del débil crecimiento de la economía americana. Así, el que fue uno de los principales instigadores de la desreglamentación financiera en Estados Unidos y cuya política de tipos ultrabajos tiene una gran responsabilidad en la burbuja inmobiliaria ha encontrado en el euro el chivo expiatorio de los problemas de la economía americana. Por lo visto, ni el nivel colosal del endeudamiento de EEUU ni la degradación de su calificación tienen nada que ver. Cuando en realidad lo que se está fraguando es una crisis del dólar, que esa sí es una grave amenaza para la estabilidad de la economía mundial.

Devolver la confianza

AGreenspan no hay que hacerle mucho caso, pero hay que prestar mucha atención aDelors, porque si la crisis de la deuda no se resuelve Europa se reducirá a un simple espacio de librecambio sin ningún otro proyecto de integración política. Y para evitarlo, la forma de devolver la confianza a los mercados financieros no es provocar una recesión a base de seguir reduciendo la demanda, sino mutualizar parcialmente las deudas de los estados hasta el 60% de su PIB .

Los partidos socialistas alemán y francés se han pronunciado esta semana a favor de los eurobonos. Y hasta los exportadores alemanes los piden, porque saben que hay que superar la desconfianza de los mercados para que crezca la demanda de productos alemanes en el resto de Europa. Se puede argumentar que en realidad lo que hace el FESF (Fondos Europeos de Estabilidad Financiera) ya es emitir eurobonos, pero la garantía la dan los estados miembros proporcionalmente a su capital. El siguiente paso sería que esta garantía fuese conjunta y se cambiara, hasta el 60% de sus respectivos PIB, deuda de los estados por deuda del FESF.

El aumento de los tipos de interés que tendría que pagar Alemania, que actualmente ya están por debajo de la inflación, sería pequeño, y su coste, menor en todo caso del que va a representar seguir como hasta ahora. El problema es que los eurobonos corresponden a un estadio superior de la integración económica que implicaría cesiones importantes de soberanía fiscal que no se improvisan. Y que hoy por hoy la opinión pública alemana no lo asumiría. Necesita una explicación con gran capacidad de convencimiento y un liderazgo comparable al que hizo posible la reunificación. Y lo que tenemos está muy lejos de eso.

Remedios peores que la enfermedad

Algunos de los remedios que se proponen pueden ser peores que la enfermedad. La constitucionalizacion de la llamada regla de oro para suprimir los déficits no se sabe muy bien a qué se refiere .Por esa regla se entendía hasta ahora que en el presupuesto público hubiera superávit corriente, de forma que la deuda solo financiase parte de la inversión. Pero la prohibición de todo déficit, al estilo de Alemania, que ha constitucionalizado un déficit inferior al 0,35% del PIB, significa renunciar para siempre a un instrumento que permite a la política económica actuar de forma contracíclica. Y seguro que eso será necesario en el futuro.

Es una medida de un marcado carácter ideológico y un corsé muy limitativo que anula la posibilidad de hacer política fiscal en todo momento y condición. Si todos los países, incluso los que no tienen un problema de deuda, se obligan a prescindir de la política fiscal y no existe un presupuesto europeo que pueda jugar ese papel, como hace el presupuesto federal norteamericano, Europa se dirige a un periodo de bajo crecimiento que hará mas grave la crisis de la deuda.

Porque el problema hoy es el del crecimiento, y esa es la verdadera preocupación de los inversores. La austeridad tiene un precio, que es la reducción de la demanda. Las exportaciones alemanas a sus socios europeos flaquean porque para exportar alguien tendría que poder importar, la locomotora alemana se está parando y el crecimiento de la zona euro se debilita peligrosamente. Y hasta la propiaChristine Lagarde desde elFMI nos advierte del riesgo de que sacrifiquemos el crecimiento en el altar de la reducción del déficit, no sea que el enfermo se muera antes de curarse.