'Bonus'

Que no, que no. La multa de la valiente comisaria Margrethe Vestager no es como las demás. No se trata de que los principales fabricantes de camiones en Europa hayan pactado precios en la fabricación y entrega de sus productos. Visto de otra manera, también sería un mérito compartido: la industria europea de la automoción ha resistido, con todos los parabienes, frente a los competidores asiáticos (Japón, Corea, China) a la hora de ofrecer camiones de alta seguridad en la conducción y a precios competitivos. Lógico, porque la UE integrada en transporte intermodal, que no lo es, aún vive bien del transporte por carretera.Y en el asfalto cada país sigue gobernando su territorio. De esa competencia nacional frente a la exigencia de la UE de transparencia y competencia en la fabricación de camiones, nace el descubrimiento de los pactos repugnantes revelados por la comisaria.

Lo relevante de la multa de casi 3.000 millones es otro aspecto que no debería ser secundario: los fabricantes de camiones hicieron lo mismo que los de automóviles: ignorar el riesgo del cambio climático. Procede buscar, uno a uno, los discursos de los multimillonarios presidentes de todas las empresas implicadas, junto a los sobresueldos (bonus) que han cobrado y sacar conclusiones.