Pequeño observatorio

La bonita libertad de los cabellos

En las enciclopedias ilustradas se ven más barbas masculinas que cabelleras de mujer

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JOSEP MARIA ESPINÀS

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He visto la fotografía de una recepción muy especial: la de la visita de Donald Trump, líder de Estados Unidos, por parte del papa Francisco. Pero no estoy capacitado para valorar este hecho, que por otra parte no parece especialmente positivo ni cómodo para ambos personajes. Si hablo es porque me he fijado en los cabellos un poco largos que llevaba Melanie, situada junto al Papa. ¡Qué importancia ha tenido en la historia el pelo, especialmente el femenino!

Cortarle a una mujer el pelo como castigo ha formado parte de la violencia masculina. Quizá el hombre no podía conseguir que la mujer se quisiera someter a su voluntad y su fuerza del poder y la reacción, el castigo, era arrancarle el cabello como signo de la feminidad.

En los tiempos en que regía el dogma de la inferioridad de la mujer, una melena podía ser vista como un gesto de rebelión. Las barbas masculinas eran un emblema de la masculinidad.

La memoria de la historia evoca las imágenes de los guerreros barbudos, los sabios barbudos, los santos barbudos. Consulten una enciclopedia ilustrada, amigos y lectores, y verán que las barbas están sembradas en muchísimas páginas. Me parece que no encontraremos muchas cabelleras femeninas.

Una de las canciones más bonitas del folclore catalán es 'La dama de Aragón'. Dice así: «En Aragón hay una dama / es bonita como el sol / tiene la melena rubia / le llega hasta las rodillas...».

La cabellera... La que se tapaban con un pañuelo las mujeres en los pueblos cuando entraban en la iglesia. Aquellos discretos pañuelos y las cabelleras de la seducción.

Salgo a la calle, hoy, y veo cabellos femeninos que se alargan y casi flamean como banderas de libertad.  Y veo pasar a menudo la mano por la cabellera, porque la libertad es bonita pero también es exigente.