Al contrataque
Birlarnos el Mobile
Sílvia Cóppulo
Periodista y psicóloga.
Licenciada en Psicología y Doctora en Comunicación. Profesora de Comunicación en la Universitat de Barcelona
SÍLVIA CÓPPULO
Le ha faltado tiempo a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, para intentar rapiñarnos el Mobile. Dentro de unos años, dice, así, en plan fino, no sea que parezca un ave depredadora (teniendo en cuenta además que el contrato con Barcelona es hasta el 2023). Y enumera la señora las mejores condiciones que la capital del reino ofrecería al certamen: que si somos la región de la UE con más puestos de trabajo en alta tecnología, que si lideramos el gasto en I+D y, sobre todo que Madrid aporta más estabilidad, infraestructuras y personal cualificado.
Como una estilizada gaviota -ave carroñera que se come toda la porquería que encuentra en su camino- ha metido el pico en la llaga de la pésima gestión de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, con la huelga del metro durante los días de celebración del MWC. Elegante, la 'consellera' de Presidència, Neus Munté, ha respondido a la presidenta madrileña: «Para nosotros, este es un evento de primera categoría. Entendemos que a cualquier ciudad le gustaría tener un certamen de estas características, pero desde Barcelona y Catalunya, estamos muy orgullosos de tenerlo».
No es la primera vez que vemos cómo nos quieren arrebatar el bocado. ¿Recordamos el BCN World de hace unos años cuando todavía era Eurovegas? Esperanza Aguirre fue una alfombra roja ante el millonario norteamericano Sheldon Adelson, haciéndole la rosca y aceptando unas condiciones desproporcionadas para que el proyecto se hiciera en Alcorcón en vez de en Vilaseca y Salou. Se trataba de conseguir que Madrid derrotara a Catalunya. En una lucha sin escrúpulos fiscales, lo consiguió. Ganó ella en aquel 2012, aunque al final la victoria no le sirvió para nada. El proyecto nunca se llegó a realizar.
PILLOS CON ANTECEDENTES
En nuestra memoria, todavía recordamos el estado de choque en que quedamos, cuando en el 2005 el inconsciente de la misma Aguirre le traicionó. Ante una posible opa de Gas Natural sobre Endesa, ni corta ni perezosa, soltó que sería una mala noticia para la Comunidad de Madrid, que una empresa eléctrica española multinacional se situara fuera del territorio nacional. Español, por supuesto. 'Avant la lettre', antes del inicio del llamado 'procés' y de un referéndum que no nos han dejado realizar, ella ya había votado mentalmente que Barcelona (y por ende, Catalunya) no es España.
Lo saben, lo sienten, lo dicen y actúan en consecuencia. Lejos de la idea de pertinencia a un mismo marco y del amor fraterno que supuestamente tendría que prevalecer entre iguales, o sea, las referidas comunidades autónomas, cuando ven que se asoma una buena oportunidad, rápidamente se lanzan sobre ella para poder afanárnosla. ¡Buf, qué hartazgo!
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