Bienvenidos al 10-N

ENRIC HERNÀNDEZ

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Siete millones y medio de catalanes, incluidos los dos millones largos que ayer acudieron a las urnas, se habrán despertado hoy con una sensación agridulce. Conscientes, por un lado, de haber asistido una jornada muy especial, por cuanto muchos ciudadanos rompieron ayer, aun de modo testimonial, un tabú: el que establecía que jamás serían convocados a las urnas para pronunciarse sobre la independencia. Pero sabedores, también, de que la fuerza simbólica del 9-N no comportará cambios tangibles en la realidad política catalana. Al menos, no a corto plazo. Bienvenidos todos al 10-N.

El ensayo general de la consulta independentista fue todo un éxito, pese a las carencias organizativas y a los obstáculos jurídicos. Aun privado de valor jurídico y de las garantías democráticas que caracterizan una consulta legal, las propiedades homeopáticas del proceso participativo han neutralizado el riesgo de frustración de la sociedad catalana. Ese es, junto a la notable participación del 9-N, el mayor éxito de Artur Mas: haber combinado la astucia y la determinación, la complicidad con el soberanismo y el discreto diálogo con el Estado, para lograr que los trenes se crucen sin chocar.

Tras haber salido airoso de este aprieto, no es menor el dilema que a partir de hoy, 10-N, afronta el líder de CiU: o bien convocar de inmediato la «consulta definitiva», en forma de elecciones plebiscitarias; o bien, condicionando el adelanto electoral a una improbable lista unitaria con la Esquerra de Oriol Junqueras, explorar las vías de negociación con el Gobierno de Mariano Rajoy y el PSOE de Pedro Sánchez, por fortuna nunca selladas, y apurar su mandato hasta el 2016 cambiando de aliados en el Parlament.

Cuestión de plazos

Algunas pistas dio Mas anoche, cuando antepuso la consecución de un acuerdo con el Estado para promover un referéndum legal a la celebración inmediata de unas elecciones plebiscitarias, que hace bien poco defendía como prioritarias. Sus razones tendrá para mudar de estrategia. Queda por ver si el movimiento independentista que tanto ha confiado en su liderazgo estará dispuesto a esperar.