Bernie no escogió heredero

Ecclestone no quiso buscar un sucesor y al final han sido los nuevos amos de la F-1 quienes le han despedido a él

Bernie Ecclestone y Vladimir Putin, el Primer Ministro de Rusia.

Bernie Ecclestone y Vladimir Putin, el Primer Ministro de Rusia. / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / BARCELONA

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Hace algunos años, cuando todavía no había decidido venderle, por 70 millones de libras esterlinas, su inmensa mansión al poderoso magnate indio del acero Lakshmi Mittal, el ya veterano Bernie Ecclestone, que llevaba varias décadas dirigiendo con brazo de acero la F-1, recibió en su casa londinense a un importante dirigente automovilístico. Iban a hablar, cómo no, de su dinero, de sus contratos y, sin duda, de maniobras no demasiado limpias (y honestas) en el paddock del Gran Circo.

Cuando concluyó la charla-negociación y tras haberse comido unos sándwiches, pues el restaurante preferido de Ecclestone estaba cerrado (era domingo, un día cualquiera para hacer negocios para Tiiiito Bernie, como le llamaban en el circuito de Jerez), el invitado pidió a su anfitrión permiso para hablarle de "algo muy importante". Y Ecclestone, cómo no, le dijo: "Soy todo oídos".

El magnate de la automoción se lanzó, como si fuese el piloto de un poderoso Ferrari o McLaren. Y le planteó que no tenía sentido que estuviese tan solo en el mundo, tan aislado de todo y, sobre todo, de todos, que siguiese llevando, guiando, manejando un negocio (¿deporte? No, no, dijo "negocio", sabía de lo que hablaba) tan importante, tan delicado, tan extremo en sus negociaciones. "No entiendo cómo no te has preparado ya, a tus años, a tu edad, un heredero, la persona, escogida por ti, claro, que te sustituya cuando tú decidas dejarlo. Cuando sea, claro".

A LA PORRA LA F-1

Ecclestone fue muy tajante en su respuesta y explicación. Podía haberse ofendido, pues entre sus planes jamás ha estado dejar el mando del 'negocio', pero fue muy condescendiente y compresivo con su amigo. Es más, hasta le pareció que lo había sugerido por su bien.

"Mira, no hay nada peor ni más pernicioso y peligroso en esta vida que buscar y preparar a tu propio heredero. ¿Sabes por qué? Porque en el mismo momento en que escoges heredero, lo colocas a tu lado y le enseñas todo lo que sabes, pues es la única manera de que pueda sustituirte, esa persona, sea quien sea, sea como sea, desde el primer día lo que pretenderá es matarte cuanto antes, acceder a tu sillón cuanto antes, acabar contigo cuanto antes. No, no, no pienso preparar a mi heredero ¡ni de coña! ¿Sabes por qué? Porque cuando yo me vaya de la F-1, me importará un soberano bledo (dijo otra cosa, ¡seguro!) lo que le ocurra a la F-1".

Ya ven. Con el paso de los años, los nuevos amos han despedido a Bernie. Y, sí, le importa un bledo (o como se diga), qué vaya a ser de la F-1. Él ya es archimultimillonario.