EL AMFITEATRO

Berlín 1930: Strauss y Weil

La soprano Ángeles Blancas arrolla como una Elektra y emboba como una cabaretera en la clausura del festival LIFE Victoria 2015

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ROSA MASSAGUÉ

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La soprano Ángeles Blancas es, con perdón, una bestia escénica. Sus dotes vocales, interpretativas, teatrales y empáticas quedaron de manifiesto en el concierto que cerró la tercera edición del festival LIFE Victoria dedicado a la grandísima cantante que fue Victoria de los Ángeles y al 'lied', el género que tanto frecuentó, celebrado el domingo en un pabellón del recinto modernista del Hospital de Sant Pau.

Blancas quiso imaginar un diálogo entre Richard Strauss y Kurt Weil en un momento compartido de 1930, en el hoy desaparecido Romanisches Café, en un extremo de la berlinesa Kurfürsterdam, que tras la derrota de Alemania en la primera guerra mundial había sido lugar de encuentro de artistas e intelectuales.

Acompañada al piano por Giovanni Auletta, salió a cantar una primera parte dedicada al bávaro. Empezó con 'An die Nacht' (A la noche) y acabó con 'Morgen' (Mañana), dos canciones casi íntimas, pero entre una y otra, Blancas había escogido 'Lied der Frauen' (La canción de las mujeres cuando los hombres hacen la guerra). Es una canción que Strauss compuso en 1918, cuando Alemania todavía combatía aunque la derrota era ya segura.

Texto y música hablan de un mar enfurecido, de rayos y truenos, y del fragor de la batalla, pero también de alondras y de un sol resplandeciente. Blancas parecía una Elektra, naturalmente straussiana, trasmitiendo el vendaval de emociones del poema y de la partitura con su voz llena, poderosa y con una gran intensidad interpretativa. Una cuarta canción  fue 'Verführung', es decir, Seducción, y no hace falta decir que esto es lo que hizo, un gran ejercicio de seducción vocal. 

Las canciones de Weil, tanto de su etapa berlinesa como neoyorquina, llenaron la segunda parte. Aquella Elektra que habíamos intuido en la primera parte desapareció para dar paso a una cabaretera en la segunda. Era otra Ángeles Blancas, lo que demuestra de lo que es capaz esta soprano. Ahora cantaba con una voz menos lírica, más terrestre, más próxima. 

Además de Auletta al piano, la soprano se acompañaba también de Luis González a la trompeta y ella misma jugaba con una bocina, unas claquetas y otros instrumentos pequeños de percusión para acompañar a los célebres personajes que desfilan por las canciones de Weil, empezando por la ciudad de Berlín y siguiendo con Mackie Messer, Barbara, Jenny y Surabaya Johnny, personajes todos ellos desgarrados y perdedores que Blancas bordó. No faltó la también célebre 'Alabama Song' (La canción de Alabama).

La iluminación que antes había sido azulada, era rojiza en esta segunda parte, pero pensar que un pabellón hospitalario modernista podía ser un cabaret era difícil. Sin embargo, con su voz la cantante consiguió que nos imaginásemos en un tugurio lleno de humo de cigarrillos y olor a alcohol barato.

En realidad, los organizadores del festival habían deseado poder ofrecer este concierto en el foyer del Liceu como un gran homenaje a Victoria de los Ángeles coincidiendo con el décimo aniversario de su muerte. Hubiera sido un gesto de reconocimiento hacia una de las grandes cantantes que ha tenido este país que el Liceu hubiera contribuido poniendo la sala a disposición, pero la política de cuadrar las cuentas a toda costa pasando por encima de lo que ha sido y debe seguir siendo el teatro parece no encajar con una actividad musical propia del Liceu.

El LIFE Victoria es un festival muy particular porque no se limita a ofrecer una serie de actuaciones. Tiene una importante parte formativa para jóvenes voces mediante una serie de 'masterclasses' y conferencias. Además, da la posibilidad a cantantes y acompañantes de interpretar en público, antes de los conciertos de las figuras. La soprano Anabel Pérez Real y el pianista Hug Vilamala fueron los 'teloneros' de Ángeles Blancas.

Un amor medieval y otro platónico

Esta edición del LIFE Victoria había ofrecido otro concierto con un toque poco al uso. El barítono Roderick Williams acompañado al piano por Iain Burnside interpretó 'Die schöne Magelone' (La bella Magelone) el ciclo de 'lied' compuesto por Johannes Brahms basado en el relato novelado de Ludwig Tieck sobre la historia medieval caballeresca de Pedro de Provenza que emprende un viaje a Nápoles donde se enamora de Magelone y juntos pasan una serie de cuitas.

El ciclo está compuesto por 15 largas canciones y como no es fácil seguir el hilo de la narración, Burnside ideó un texto titulado 'The Shinning Armour' (La armadura reluciente) en el que establece un cierto paralelismo entre los amores de Pedro y la bella napolitana, y el amor que siempre se ha considerado platónico entre el compositor y Clara Schumann. 

Entre canción y canción, la actriz Laura López interpretó el texto escrito desde el punto de vista de la que fue gran pianista y también compositora. El ensamblaje entre texto recitado y la música funcionó. Se nota que Burnside y Williams han rodado el espectáculo, pero además el texto tiene sentido del humor, por ejemplo, cuando Clara imagina pullas de Brahms sobre Wagner o se ríe de las barbas de su amigo; o también un aire doméstico al quejarse de la dificultad de criar ocho hijos y además tener que dar conciertos.

Williams es un barítono expresivo que transmite mucha naturalidad, que domina el escenario. Es capaz de matizar todos los colores de la partitura y llegar en perfecta forma la final del largo ciclo (posiblemente ayude el descanso entre canción y canción). Dos de las canciones están escritas desde el punto de vista de dos mujeres. Normalmente quien interpreta todo el ciclo las canta todas, independientemente de si es hombre o mujer. Ene este caso las dos piezas fueron interpretadas por la joven soprano Adriana Aranda quien, junto a la pianista Núria Gomez, habia abierto el concierto interpretando ocho 'lieder', sí, de Clara Schumann.

El concierto de Ángeles Blancas tuvo lugar el 29 de noviembre. El concierto de Roderick Williams, el 26 de noviembre. 

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