opinión

Bellvitge 1989, Sant Cosme 2016

El metro también conecta ciudades, barrios y personas

CARLES BARBA

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La inauguración del tramo sur de la Línea 9 es una fantástica y extraordinaria noticia por su gran dimensión, por su atraso (la previsión inicial se situaba en el 2008) y por las ventajas que conlleva. 

En las últimas semanas hemos podido escuchar opiniones diversas poniendo en valor la nueva línea al conectar el aeropuerto con la Fira, la Plaza Catalunya o con el polígono Mas Blau... acentos en los tres casos relacionados con el desarrollo económico de Barcelona y su entorno. También, asociadas a estas cuestiones, hemos leído críticas a un trazado excesivamente enrevesado para algunos y poco directo entre el aeropuerto y el centro de Barcelona.

Sin desmerecer ni un gramo la importancia en la trascendencia de la nueva infraestructura en lo económico y turístico quisiera destacar en positivo lo obvio, demasiado invisible a pesar de todo, de la mejora de la comunicación entre barrios, ciudades y la ciudadanía, particularmente la de El Prat y L'Hospitalet y la de determinados barrios históricamente segregados como Sant Cosme.

Recuerdo cuando en octubre de 1989 llegó la línea 1 del metro en Bellvitge. Hay un antes y un después en la historia de este barrio de L'Hospitalet. Bellvitge estaba urbanísticamente aislado del resto de la ciudad, separado por una zona industrial, por vías de trenes ferrocarriles sin enterrar y autovías con un tráfico rodado extraordinario. La llegada del metro permitió su conexión con el resto de L'Hospitalet pero también la comunicación con Barcelona. La vida cotidiana de los vecinos de Bellvitge cambió y sobre todo esta infraestructura terminó de esponjar un barrio que había sido históricamente estigmatizado y que en los años setenta era sinónimo de marginación. Pisar Bellvitge, ir al "mercadillo de los viernes", a su fiesta mayor en septiembre, en la Escuela Juan XXIII o en el Club Infantil Juvenil Bellvitge, comenzó a ser normal y más fácil para los ciudadanos del resto de L'Hospitalet y de Barcelona. También acercarse al Hospital de Bellvitge.

Pero ocurrió otra cosa tanto o más importante. La comunicación también comenzó a funcionar en sentido inverso. Salir de Bellvitge fue mucho más fácil. La vida cotidiana de grandes y jóvenes cambió y el acceso al resto de L'Hospitalet terminó de trabar la convivencia con los otros barrios y el acceso fácil a la gran ciudad vecina dio muchas oportunidades nuevas a los vecinos de Bellvitge. El barrio se oxigenó y la vida mejoró. Después vendrían nuevas actuacions que han hecho de Bellvitge un lugar deseable para vivir para muchos.

Ahora la línea 9 llega a Sant Cosme. Se trata de la guinda de una estrategia compartida por entidades y administraciones para coser el barrio con el resto de El Prat y conectarlo también con las ciudades vecinas, con L'Hospitalet y Barcelona, pero también con las ciudades del litoral sur a partir del enlace con la estación central de El Prat.

Será más fácil ir al "mercadillo de los jueves", a los juzgados de El Prat, a la policía local, a los mossos, acercarse al Centro Cívico del Delta, el Esparcimiento GISC o al Albergue Centre Esplai de la Fundació Catalana de l'Esplai. Los comercios y establecimientos de Sant Cosme tendrán más vida. También mejorarán las posibilidades de participar de eventos lúdicos y culturales como el Pesebre Viviente en Navidad, el Festival Esperanzah en otoño o la Festa Esplai de Fundesplai el Parc Nou el mes de mayo.

Y también como Bellvitge hace poco más de veinte y cinco años, el metro facilitará que los vecinos de Sant Cosme puedan comunicarse e interactuar más con el resto de ciudadanos de El Prat, ir a la biblioteca del Cèntric, a una actuación musical en el Artesà, a hacer deporte al Sagnier, llegar más rápidamente a Barcelona e ir y volver al barrio sin tantas dificultats. La nueva línea 9 hará que su vida mejore y que sus vecinos tengan más oportunidades, especialmente los más jóvenes, en un barrio donde era difícil llegar, pero también salir.

Por todo ello, también y sobre todo, tiene sentido que el metro haga un recorrido con paradas en los barrios de L'Hospitalet y El Prat. Para cohesionar las ciudades y la vida comunitaria, para conectar barrios aislados, para dar más oportunidades y mejorar la vida de las personas.

Hace 10 años decidimos ubicar la sede de Fundesplai el barrio de Sant Cosme de El Prat y contribuir a dar centralidad a una realidad periférica. Ahora la línea 9 nos ayudará a hacerlo posible proporcionar normalidad en un barrio que en su día estuvo también asociado a la marginalidad.

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