VIAJE A LA ANTÁRTIDA (9)

La base de la Base

Pepita Castellví, charlando con un pingüino de la especie barbijo.

Pepita Castellví, charlando con un pingüino de la especie barbijo. / periodico

ALBERT SOLÉ

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LaAntártida es una aventura humana. Lo acaba de decir el comandante de la base Gabriel de Castilla,Alvaro Kromer en una emotiva despedida aPepita Castellví, aJerónimo López y a algunas de las vacas sagradas de la ciencia con los que estamos compartiendo la base estos días.

Siempre he dicho que la mejor parte de mi trabajo de documentalista es la de poder sumergirme como una esponja en mundos deconocidos y empaparme de conocimientos y experiencias de vida ajenas.

Desde que he llegado a la Antártida intento descifrar el funcionamiento de esta compleja fauna humana compuesta porcientíficos, militaresytécnicos especialistas en comunicaciones, motores, cocina, navegación o cualesquiera de las funciones necesarias para mantener operativas las dos bases españolas y los varios campamentos repartidos por la Antártida, todo ello con una nutrida y decisiva presencia catalana, por cierto.

En el viaje de ida dejamos a tres científicos en elcampamento Bayersde laisla Livingston: meses durmiendo en tiendas de campaña, sin ducha, e ingiriendo comida liofilizada, aguantando un frío y una humedad espantosas para recoger un día tras otromuestras bacteriológicasen el agua, por cierto sin guantes, para no perder sensibilidad. Es solo un ejemplo entre tantos. En cada base por la que hemos pasado, un mismo espíritu pasado por el tamiz de la idiosincrasia de cada país.

Esfuerzo y pasión

La vida antártica no es fácil para nadie, por mucho que hayan mejorado las condiciones y las comunicaciones. CuandoAntoni Ballester, Pepita Castellvíy sus compañeros acamparon aquí en los años 80 no había prácticamente de nada. Ahora hay teléfonos y en algunos sitios Internet pero el frío y la distancia siguen siendo los mismos.

Desconozco lautilidad real de estas investigaciones, muchas relacionadas con el cambio climático, pero no me cabe duda de que detrás de este esfuerzo hay muchapasión y también, como no, un sentido de la aventura que unifica perfiles humanos tan distintos entre sí. Para muchos, además, el convencimiento de ser simples peones de intereses geostratégicos o de una operación de prestigio internacional de sus respectivos países. Pese a ello, pese a los recortes salvajes en los presupuestos científicos, que a muchos les pinta un porvenir lleno de incertidumbres, la conclusión es que el sistema sigue avanzando y, según me cuentan, sigue gozando de un considerable prestigio en el concierto internacional.

Nuesta pequeña aventura de rodaje se acerca a su fin, no sin antes haber visitado una gigantesca pingüinera de la isla volcánicaDecepción, con más de 30.000 parejas y aún más crías. Estos animales son una fuente de sopresas. No sólo su sentido de la organización, su código de circulación por carriles sino sobre todo su igualitarismo de género. La única manera de saber si es macho o hembra es a través de una analítica y en cualquier caso ambos comparten todas las funciones de incubación y cría de los polluelos. No me extraña que Petita Castellví esté tan fascinada con ellos.

Mañana nuestro ultimo día en base y luego... a cruzar elpaso de Drake, en el que chocan dos oceános y que alimenta no pocas leyendas entre quienes lo cruzan habitualmente.

Seguiremos informando, si las comunicaciones lo permiten claro. Aquí en la Antártida nunca nada es seguro.