Geometría variable

Barcelona, Trias y el precedente de Hereu

JOAN TAPIA

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El alcalde Trias ha sido reprobado en el pleno municipal, ha trampeado mal los horarios comerciales -pese a Alberto Fernández, que le salva ahí mientras le apuñala por Can Vies (el mismo día)- y ha perdido el control de la primera empresa municipal. El catalizador del desastre es Can Vies, donde empieza ejecutando mal una sentencia judicial y hace marcha atrás ante la protesta violenta. Y ahí se ha visto tanto el carácter irresoluto de Trias -un alcalde amable al que le cuesta tomar decisiones- como los serios enfrentamientos en su equipo, en este caso entre  Joaquim Forn (primer teniente de alcalde) y el más literario Xavier Vives (urbanismo)

Pero el asunto de fondo es que Trias -como antes hizo Hereu- ha elegido gobernar sin mayoría, confiado en su poderes y en que la diversidad de la oposición impida la moción de censura. Tiene razón a corto plazo, pero la gestión de un alcalde de Barcelona (ciudad compleja) sin mayoría se va ensombreciendo día a día y el final del mandato se convierte en un amargo via crucisJordi Hereu sonrió cuando tuvo que retirar el proyecto de una perrera junto a un colegio de élite y acabó con un absurdo referendo sobre la reforma de la Diagonal que perdió con ignominia. Ahora Trias arrastra la incoherencia de no saber arbitrar los horarios comerciales de una capital turística y ha cedido en Can Vies, lo que enerva al electorado de orden y es un incentivo peligroso: si la violencia paraliza la justicia y las decisiones municipales…

Un alcalde sin mayoría carece de un proyecto ambicioso porque le faltan medios materiales y morales para ejecutarlo. Y demuestra poca capacidad de pacto porque prioriza el confort ideológico. Y supedita -le pasó a Hereu y se repite con Trias-la gestión de Barcelona al gobierno de Catalunya. Hereu no quiso hacer mayoría con CiU (cuando ERC le falló) por prejuicio ideológico (CiU era la derecha) y para no perjudicar al tripartito de Montilla. Trias no ha pactado con el PSC ni con el PPC porque los cree poco catalanistas para ir al altar (no para los devaneos) y porque sería una enmienda al independentismo absolutista de la dirección de CDC.

Y cuando se pone la ideología partidista por encima de los intereses de Barcelona se pierde autoridad moral y se cometen errores. Hereu entregó a CiU (que sacó menos concejales que los que tenía el PSC) las riendas de la ciudad. Ahora Trias inicia su via crucis y las incógnitas suben de tono. ¿Será Alfred Bosch (ERC) el próximo alcalde? ¿Qué papel tendrá Ada Colau? ¿Puede ser el PP el primer grupo municipal -así lo cree Alberto Fernández- y tener que quedarse en la oposición?

El éxito de Barcelona como gran capital peligra.