La clave

Barcelona y el 'procés'

JUANCHO DUMALL

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Si las elecciones municipales del próximo día 24 son contempladas como una primera vuelta de las catalanas del 27 de septiembre -que el 'president' Mas presentó, a su vez, como la madre de todas las batallas- los datos que hoy aporta la encuesta del GESOP sobre el municipio de Barcelona deben resultar desalentadores para los dos partidos impulsores de la hoja de ruta soberanista, CiU y ERC.

Veamos. Trias ganaría, lo que no es poco, con 10/11 concejales, pero con un modesto 22,6% de los votos (cinco puntos y medio menos que hace cuatro años). Esquerra, por su parte, quedaría relegada al sexto puesto, un resultado paupérrimo, pese a subir del 5,5% de los sufragios en el 2011 al 10,2% . Eso significa que la suma de CiU y ERC da un porcentaje del 32,8% (33,7% en el 2011). Es decir, en el plano 'nacional', y pese a la gigantesca movilización de los últimos años, CiU y ERC se quedarían donde estaban: en aproximadamente un tercio de los votos en la capital de Catalunya.

Es cierto que las elecciones municipales tienen una dinámica propia y que posiblemente no están tan teñidas por el debate de la secesión. Pero no deja de ser llamativo que las dos formaciones (tres, si contamos a la CUP) que aspiran a una 'independencia exprés' (18 meses a partir de las elecciones plebiscitarias de septiembre) cosechen un resultado tan mediocre en la capital.

Paralelamente, las tres fuerzas que han estado claramente de espaldas al 'procés', PP, Ciutadans y PSC, suman ahora, siempre según la encuesta del GESOP, el 39,2% de los votos (40,6% hace cuatro años). Pero a ese dato hay que yuxtaponer el 18,9% de votos que obtendría Barcelona en Comú, la candidatura de Ada Colau, que sin ser beligerante con el proceso soberanista, no está en la hoja de ruta pactada por Mas Junqueras.

Fragmentación

Es previsible que las fuerzas soberanistas tengan buenos resultados en las comarcas menos urbanas. Pero una de las preguntas que plantea el sondeo que hoy publicamos es si una Barcelona con una opinión política tan fragmentada puede tirar del carro del Estado propio.