URBANISMO

Barcelona, un nuevo proyecto en marcha

La ciudad está articulando un modelo urbano redistributivo basado en retejer y rehabilitar y que prioriza el derecho a una vivienda digna

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JOSEP MARIA MONTANER

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Con dos años de mandato se puede argumentar que Barcelona está articulando un nuevo proyecto urbano. A diferencia de épocas anteriores, este nuevo proyecto ni es jerárquico, ni parte de planteamientos acabados, ni se explicita en grandes obras, ya que no se piensa o representa por una sola persona (Maragall, Bohigas, Vives). Se trata, en realidad, de un proyecto trabajado y compartido por todo un movimiento político, social y técnico, elaborado de manera colaborativa, dinámica y en red, a partir de debates en cada barrio y encabezado por primera vez por una mujer.

Se trata de un modelo urbano redistributivo, basado en retejer y rehabilitar. Es un formato en que, por primera vez, no se busca lo monumental y excepcional, sino que prioriza afrontar el derecho a una vivienda digna como eje estructurador de toda política. Es un modelo que recupera y consolida el ámbito de lo público, iniciando la remunicipalización del agua, creando la Agencia Metropolitana de la Energía o estableciendo que el suelo público nunca va a dejar de serlo, y que al mismo tiempo entiende la vivienda como un servicio público, la ciudad hecha esencialmente de espacios para vivir. Así, la inversión en rehabilitación, que había descendido a mínimos en el pasado mandato, dispone de una cifra récord en el año 2017 de 46 millones de euros para una rehabilitación proactiva, que actúa en los interiores y en la habitabilidad, y que se dirige a los barrios que más lo necesitan.

POTENCIAR LA VIDA URBANA

Este postmodelo redistributivo se extiende específicamente a cada lugar, potenciando la intensidad de la vida urbana, tal como defendió Jane Jacobs. Por todo ello se ha creado el Plan de Barrios. De priorizar la Diagonal, el paseo de Gràcia y la Marina de lujo se ha pasado a actuar en las áreas del Besós y del Norte, además del Raval y la Marina del Prat Vermell, remodelando el espacio público entre los bloques modernos, y llegando a cada persona y familia, a través de las ayudas al alquiler o del refuerzo de las oficinas de información sobre derechos; con un importante esfuerzo de coordinación para mejorar la salud y la enseñanza pública. Un Plan de Barrios que se concreta en proyectos como la futura sede del distrito de Sant Martí y de las entidades, en el corazón mismo del polígono Sudoeste del Besós

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Este nuevo proyecto de ciudad ha afrontado, mediante el PEUAT (Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos), la responsabilidad de controlar la masificación del turismo y proteger la vivienda habitual y la permanencia de los vecinos y vecinas. Un PEUAT complementado con las medidas del Plan por el Derecho a la Vivienda de Barcelona (2016-2025), que prevé triplicar el parque público de vivienda asequible en 10 años y que utiliza todos los instrumentos disponibles además de crear nuevas herramientas como: la Unidad contra la Exclusión Residencial, que tiene como objetivo afrontar la emergencia habitacional e impulsar la función social de la propiedad a través de la disciplina de vivienda; el Observatorio Metropolitano de la Vivienda a través del cual se dispondrá de información básica sobre el parque de vivienda, y el fomento de nuevas formas de tenencia como las cooperativas en cesión de uso, “co-habitatge”.

CIUDAD VERDE Y CONVIVENCIAL

Y para que este sistema urbano funcione de manera más eficiente y sana se están intensificando los procesos hacia una ciudad verde y convivencial, dentro de una movilidad sostenible, multiplicando los kilómetros de carril bici, reestructurando la red de autobuses (a la espera del pacto por el tranvía), e incrementando las vías verdes, como la MeridianaMeridiana. Por primera vez, Barcelona ha aprobado una Medida de igualdad de género en el proyecto urbano, herramienta esencial para que mejore la calidad de la vida cotidiana. 

Barcelona está aprendiendo de otros modelos urbanos contemporáneos, como el ecologismo posibilista de Curitiba (Brasil) o la sostenibilidad pionera de Seattle, y a la vez está en contacto con capitales como Nueva York, París, Berlín y Viena para intercambiar experiencias. Pero al mismo tiempo, lo que aflora es el ADN de la ciudad y su ciudadanía, creativa, crítica e innovadora, intensamente capaz de desarrollar las mejores cualidades del urbanismo.

URBANISMO TÁCTICO

Lo que se está experimentando en Barcelona es, en definitiva, el urbanismo de lo común, que pone los valores de los derechos por encima del peso del hormigón; un proyecto con el que se empieza a construir un modelo social alternativo al neoliberalismo, el nombre con el que identificamos la nueva cara del patriarcado capitalista. Una política de lo común que sitúa a las personas y comunidades en el centro. Un nuevo modelo urbano que se va poniendo a prueba como urbanismo táctico y que recupera el proyecto de proximidad  liderado por mujeres pioneras que, a finales del siglo XIX, defendieron los modos de vida comunitaria y el valor de los barriosbarrios, y que enseñaron a Patrick Geddes a rehacer y mejorar, y no a derribar.

Una alternativa en continuo debate, revisión y transformación, que surgirá de las instituciones y los movimientos municipalistas avanzados o no surgirá. Por todo ello, y respondiendo al último artículo de Juli Capella, 'Urbacelonismo huérfano', Barcelona no solo no está huérfana, sino que lidera una propia experiencia de cambio pensada por centenares de mentes y experimentada a pequeña escala, de manera puntual, en cada barrio.