Tribuna

Barcelona y más Barcelona

Sardenya, del Eixample al mar.

Sardenya, del Eixample al mar.

ALBERT SOLER

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Generación Barcelona. Soy de una de las generaciones de barceloneses que creció con la sensación de que todo estaba por hacer. La misma generación que más tarde vivió con intensidad la Barcelona olímpica y su posterior transformación en una ciudad moderna y cosmopolita. Una generación que asiste hoy con profundo desencanto a una situación de deterioro sin precedentes por la falta de un proyecto de ciudad ambicioso . Pero también una generación con un reto: darle la vuelta a esta situación y recuperar la Barcelona que ha construido un modelo de ciudad admirado y copiado en todo el mundo.

El orgullo, que no la autocomplacencia, de nuestra ciudad es fuerte. Un orgullo construido con el impulso y el tesón de sus mujeres y hombres, nacidos aquí o allá da lo mismo, que se sienten, nos sentimos, por encima de todo barceloneses. Barcelona puede activar sus motores vitales, luchar por las cosas que nos han hecho más iguales, derrotar a la crisis y afrontar los retos del futuro.

Elecciones primarias, una oportunidad para Barcelona. Y, en este contexto, una opción política apuesta por compartir la elección del candidato o la candidata a liderar la ciudad a través de la institución que, por más cercana, más puede cambiar las cosas: el ayuntamiento. Y lo hará a través de un proceso de primarias abierto a la ciudadanía. Como se hace en otras democracias, como deberá hacerse en todos los partidos en un futuro próximo y como debería hacerse por ley.

Un ejercicio muy propio del ADN socialista, colectivo, transparente y sincero. Una vez más, innovador, con sentido pedagógico, que contribuye al derecho a decidir de los ciudadanos y de las ciudadanas de Barcelona.

Algunas reglas del juego para sumar. Los que consideramos las primarias como una oportunidad para la ciudad, sabemos de la importancia de la honestidad del proceso y que las personas que opten tengan claros ciertos principios. Por eso, estas primarias han de servir para reforzar el proyecto progresista del PSC no para debilitarlo. Pero sobretodo han de servir para hablar de los problemas de la ciudadania, no del partido. Para compartir ideas de manera generosa y ambiciosa y ser parte activa de la solución a los momentos difíciles que viven los ciudadanos. Y para constatar, en definitiva, que existe otro modelo de ciudad diferente al que nos ha abocado la dinámica conservadora y paralizante del alcalde Xavier Trias

Todos y todas los que opten a las primarias deberán ser capaces de ilusionar a los que comparten una visión progresista de nuestra sociedad, a los que quieren seguir sintiéndose orgullosos de su ciudad, a los que quieren un cambio de futuro para Barcelona. A los militantes del PSC, a sus simpatizantes, a los votantes socialistas, a los que un día votaron socialista y a los que han dejado de ir a votar.

Hablemos de Barcelona y más Barcelona. Estos meses del proceso de primarias esperamos convivir con intensidad en espacios de diálogo. Espacios para debatir los problemas de los ciudadanos, fruto de los efectos devastadores de la crisis y de la falta de respuesta de sus actuales gobernantes que viven aún hoy de los logros de los proyectos impulsados por los gobiernos socialistas en el ayuntamiento, tal y como hemos visto estos días en las encuestas de valoración de la ciudad, en el Mundial de Natación o en la candidatura a los Juegos Olímpicos de Invierno.

Poner en el debate político decisiones de Trias tan importantes como su sumisión a los intereses de la Generalitat, el plan de usos de Ciutat Vella, las Glòries, el cajón de Sants, la Diagonal, la marina de lujo, el problema de la prostitución, la falta de respuesta a la pobreza, etcétera.

Poner sobre la mesa soluciones, de cómo afrontar los retos de la globalización que tienen su reflejo en la ciudad, de cómo afrontamos el desempleo, la inseguridad, el deterioro del modelo educativo y el fracaso escolar, el cierre de centros sanitarios públicos y el modelo de salud. Afrontar la falta de vivienda social, el día a día de los 73 barrios de Barcelona, de sus jóvenes y de los que ya no lo son tanto, de sus mayores, de cómo crear un nuevo modelo político que permita recuperar la capacidad de escucha y respuesta del ayuntamiento.

Y hablar también de la capitalidad. Una idea de Barcelona como la capital del país muy diferente de los que la entienden como el vagón de cabeza en un hipotético choque de trenes entre Catalunya y España.

Puestos a priorizar, prefiero retomar la inspiración de Pasqual Maragall y seguir construyendo un proyecto de capitalidad que nos permita ser el cap i casal de una cultura, de un país y de una nación: Catalunya, y como he dicho al principio de estas líneas, hablar de la Barcelona fuerte, la Barcelona del progreso, del trabajo y de la creatividad. La ciudad de la solidaridad, la igualdad y la justicia social: la Barcelona del futuro.