El futuro de los socialistas

Barcelona es capital

Las izquierdas deben ser capaces de unirse y articular la mayoría social que denotan las encuestas

LAIA BONET

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La encuesta que en mayo publicó EL PERIÓDICO sobre la situación política en Barcelona es algo más que un dato demoscópico: refleja, en toda su crudeza, algunos de los principales retos que tiene Barcelona y, en la izquierda, el PSC. Así lo confirman las reflexiones de muchos analistas y también las conversaciones que he podido mantener con personas de sectores diferentes sobre estos retos. Estas son mis principales conclusiones.

1. Barcelona y Catalunya.No hay proyecto político nacional posible sin Barcelona. Las ciudades son el ecosistema político, económico y social más rico y complejo para la acción política, en el que los conceptos del servicio y del espacio público se ponen a prueba. Y Barcelona, conPasqual Maragallal frente, supo ser la ciudad referente y modelo, un legado que ahora hay que actualizar ante los nuevos retos de la globalización. Barcelona y su área, por su dimensión, historia y protagonismo económico y social, son el corazón de Catalunya y, al mismo tiempo, un nodo global en el mundo. Por eso quienes tenemos un proyecto para Catalunya no podemos desarrollarlo sin un proyecto desde y para Barcelona, también. Barcelona es capital.

2. Las opciones progresistas.La encuesta refleja, claramente, queXavier Triasno consolida ni su liderazgo ni su propuesta. La ciudad está dormida y pasiva. Sin energía y sin proyectos. Dos años después de ser elegido, los principales recuerdos de su gestión son la camiseta de Colón y las goteras de los Encants. Y también la censurable gestión de la deuda de la Generalitat con la ciudad.Triasllamaresponsabilidadysolidaridada condonar y regalar recursos que necesitan los ciudadanos y los servicios de esta ciudad. Lo que le va bien a él (la inmovilidad) perjudica a la ciudad.

Mientras, la fragmentación de la oposición se evidencia, y el PSC no es capaz de ofrecer un relato convincente para construir una alternativa real. Paradójicamente, las posibilidades progresistas crecen para intentar un gobierno diferente. Pero no se trata de contar supuestos votos o sumas para imaginar o especular, sino de construir un espacio real de colaboración entre las fuerzas políticas que desean un cambio en la ciudad. Un espacio que debe ser dentro y fuera de los partidos con las nuevas energías políticas que crecen y se movilizan por otro modelo de sociedad, de política y de partido. Hay que construir una alianza social y política para el cambio. Con humildad y sin dirigismos, pero con un liderazgo ganador. Un compromiso por Barcelona.

3. Las primarias socialistas.En este contexto, el PSC apuesta por unas primarias abiertas para aportar a esta alianza sus mejores recursos humanos, técnicos y políticos. Estas primarias pueden servir para dirimir -o pactar- el poder orgánico (del partido) o para encontrar un mirlo blanco¿ o un gorrión voluntarioso (el candidato o candidata). Yo, en cambio, creo que deben servir para seguir avanzando en los cambios que la sociedad demanda a los partidos y al PSC en particular, reconectando con la ciudadanía.

Cambios de actitudes, de formas, de propuestas¿ y de personas. Y avanzar, en lo posible, hacia unas primarias de toda la izquierda progresista. Nos jugamos mucho. ¿Por qué no hacerlo posible y remover los pequeños y conservadores -aunque legítimos- espacios de poder partidario de todos para construir una mayoría incuestionable para el cambio? ¿No sería triste -e irresponsable- que, siendo mayoría los electores dispuestos al cambio, los partidos que lo pueden representar (sin exclusividad) no nos pusiéramos de acuerdo para concertar una gran movilización electoral?

La encuesta citada no debe servir para tomar decisiones ni personales ni políticas. Las personas que hemos aparecido en ella no somos, además, las únicas que legítimamente puedan creer y querer ayudar a su partido. Además, el grado de desconocimiento es altísimo -y revelador también- en relación al protagonismo, posición o responsabilidad política de cada uno de nosotros. Pero sería un error ignorar algunas pistas elocuentes: creo que hay ganas de más cambios todavía y de otros estilos en los liderazgos socialistas.

Contribuiré, en la medida de mis posibilidades, a estos retos. En la posición que sea, en donde sea y con quien quiera trabajar por este compromiso; asumiendo mis responsabilidades. Lo afirmo por convicción y por actitud. Quiero seguir construyendo el país que sueño y por el que lucho. Hago mías las palabras deJosep Pallach,a quien mi padre admiraba: «La nació no és per a nosaltres ni un fet diví, ni tan sols una dada indestructible de la natura humana. És un fet històric, social, sotmès a totes les sinuositats del fer i desfer dels homes¿». Pues eso, estoy segura de que somos mayoría quienes creemos que la nación se construye en cada casa, en cada barrio y en cada ciudad.