La clave
Barcelona, bajo las bombas
Iosu de la Torre
Coordinador de Pódcast.
Periodista. Vasco de Barcelona. En EL PERIÓDICO desde 1986. Coordinador de Pódcast. Universidad de Navarra y Universitat Autònoma de Barcelona.
IOSU DE LA TORRE
El Hospital de Sant Joan de Déu está desbordado, lleno de niños heridos. En uno de los sótanos se apilan cadáveres de criaturas desfiguradas o mutiladas por las bombas. En un edificio cercano al cuartel del Bruc se han refugiado varias familias que han regresado a Barcelona, aprovechando la última tregua, en busca de pertenencias. Todo son escombros, no queda nada. Solo lograron recuperar unos colchones y un hornillo de gas. Una vecina les presta un ventilador. Buscan agua en grifos ahogados. Hay riesgo de brotes epidémicos. Tampoco hay electricidad; como mucho, tres horas al día. Barrios enteros de la Gran Barcelona han sido reducidos a escombros. Las calles son vertederos de tierra de los múltiples objetos caídos bajo los misiles. La avenida de Europa de L'Hospitalet está desfigurada tras la visita de los F-16. Todo son escombros y humo gris. Hay gritos de dolor, llanto, desconsuelo a la entrada de Bellvitge. Una mujer llora desgarrada entre los tabiques rotos de su vivienda, la falta de paredes permite adivinar el paisaje de la autovía... «Vemos cómo los cuerpos de nuestros hijos son despedazados y nadie hace nada... El resto del mundo mira cómo nos matan y nadie hace nada», se desespera un hombre. Sale corriendo cuando el estruendo se intensifica y ensordece, las ruinas tiemblan, se estremecen. Caen más bombas... El silencio quizá vuelva mañana. O nunca. La otra madrugada el ruido de las explosiones tan solo se interrumpió tres segundos.
No es necesario que les advierta de que el escenario aquí descrito, a partir de las crónicas enviadas a este diario por Ana Alba, no es Barcelona, la olímpica y turística Barcelona, sino Gaza, la arrasada por Israel ante la pasividad de las grandes potencias. Pónganse en la piel de los gazatís para intuir qué es la barbarie y el olvido de un pueblo condenado al exterminio. Aún resuena la Vergüenza mundial que abrió nuestra portada del 23-J.
Obama, el gazatí
Del presidente americano, nobel de la Paz, nada se espera. Nunca se le oirá decir «soy gazatí» emulando el legendario «soy berlinés» de Kennedy frente al muro. No detendrá el asedio criminal a Gaza.
Vergüenza universal.
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