INTANGIBLES

Bancos, banqueros y otra "mala gente"

Ha habido malas prácticas y abusos, es cierto, pero menos de lo que asegura el imaginario popular

JESÚS RIVASÉS

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Donald Trump ya se sienta en el despacho oval, redecorado con estridentes cortinones color oro. Existen dudas -temores- de si gobernará a golpe de tuit, mientras los mercados lo reciben con expectación. Los más atrevidos son optimistas en el corto plazo, pero demasiados coinciden en que las recetas económicas del magnate-presidente pueden confundir a incautos, pero son las semillas de futuros desastres. En España la semana comenzó con más tensiones en el mercado eléctrico y una alarma social desproporcionada, la entrada en vigor de la norma que deberá facilitar la devolución rápida de algunas cláusulas suelo y el inicio de la presentación de resultados bancarios. Emoción no falta.

Carlos Solchaga, en su última época como ministro de Hacienda de Felipe González, dijo en una ocasión, con su socarronería navarra que, "ya se sabe, los banqueros son mala gente". Enonces, bancos y banqueros, si no admirados, eran respetados. Un cuarto de siglo después, tarjetas black, preferentes y cláusulas suelo de por medio, el prestigio y la consideración de bancos y banqueros en España está en mínimos, hasta el punto de que, socialmente, es una actividad casi de riesgo, una presa que el populismo ha mordido y que no soltará.

El miércoles 25, el Banco Santander, que preside Ana Botín iniciará la ronda de presentación de resultados del 2016, al que seguirán Bankinter (Dolores Dancausa, dia 26), Sabadell (Josep Oliu, 27), Bankia (José Ignacio Gorizolzarri, 30), BBVA (Francisco González, 1 de febrero) y CaixaBank, con el estreno de Jordi Gual, el 2. Más tarde lo hará el Popular, ahora en pleno proceso sucesorio.

Los resultados de los bancos, que sin duda contemplarán las provisiones por el impacto de las cláusulas suelo, serán positivos y mejores que los del 2015, en un contexto de mercado con tipos de interés muy complicado para el sector. Los beneficios, según los expertos, pueden ir de los más de 6.000 millones que ganaría el Santander a los 450 de Bankinter, con estimaciones de 3.700 para el BBVA, 1.300 para CaixaBank, 900 para Bankia y unos 700 para Sabadell. En el Popular, Ángel Ron cerrará su etapa con la presentación de unos 2.500 millones de pérdidas. Su sucesor, Emilio Saracho, aceptará esas cuentas, pero también puede hacer las suyas, más favorables para su futuro. Hay precedentes.

Los resultados bancarios, sin embargo, tienen algo de espejismo. Los grandes beneficios, los de Santander y BBVA los obtienen mayoritariamente en el extranjero y la actividad de todos en España rinde lo justo para el tamaño del negocio, aunque las cifras absolutas confundan y provoquen otra oleada de ataques y críticas populistas a bancos y banqueros que, como decía Solchaga, quizá sean "mala gente". Ha habido malas prácticas y abusos, es cierto, pero menos de lo que asegura el imaginario popular y el deporte de arremeter contra bancos, banqueros y otras grandes compañías -como ahora las eléctricas- es tan arriesgado como el camino que parece elegir Trump, el de las cortinas oro en el despacho. ¡Ojo!