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La avaricia y el saco

Quizá alguien decide un día que un congreso que mueve tanto dinero debe irse a un sitio más serio

LLUCIA RAMIS

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Visitantes del Mobile World Congress:

Bienvenidos a Barcelona, la ciudad donde casi siempre brilla el sol y en la que una noche en un hotel de dos estrellas puede costar mil euros cuando vosotros estáis aquí. El chaval que os conduce se sacó el carnet el mes pasado. Una empresa le dio un GPS, le paga 150 euros por hora, y a él le ha faltado tiempo para contar que el primer sitio al que quisisteis ir fue a un burdel.

Aquí tenemos a las mejores señoritas, procedentes de todos los países del mundo, que se reúnen en estas fechas para atenderos con cariño y falso amor. También hay algún taxista que obtiene comisión por enseñaros los lugares más caros (o inflados) de la ciudad, y otros chóferes clandestinos que os cobrarán lo que no está escrito por transportaros de la Fira Gran Via de L'Hospitalet a la calle de al lado.

Sois una inyección económica; de la buena y de la otra, esa que llena bolsillos pero arcas no. Hasta el 2018, vuestro gasto en Barcelona está garantizado. Y si tenemos en cuenta que hay unos 427.000 parados, es comprensible que todo el mundo quiera sacar tajada. Pero, ¿qué pasará cuando os deis cuenta del timo? Cuando descubráis el precio real de una habitación, por ejemplo.

A lo mejor no pasa nada. Barcelona es tan agradable, con sus calles destripadas, sus atascos y las perforadoras taladrando suelos y tímpanos, que sin duda querréis repetir. Pagaréis gustosos la estafa, fingiendo que no os habéis enterado. En todas partes funciona igual, ¿o no? El ayuntamiento, por su parte, tendrá la excusa perfecta para conceder nuevos hoteles en los barrios históricos, aunque se quejen los vecinos, no sea que este verano pretendáis volver con la familia y no encontréis sitio.

Pero, quién sabe. Tal vez es cierto que la avaricia rompe el saco, y alguien decide que, la próxima vez, uno de los congresos que mueve más dinero debería celebrarse en un sitio más serio, que se respete a sí mismo tanto como al visitante. Aunque es poco probable. Y a los que se hayan forrado a vuestra costa total les dará igual.