CONTRAPUNTO

Autovías de peajes con mala sombra

SALVADOR SABRIÀ

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En uno de sus últimos balances como presidente de la Generalitat con el tripartito, José Montilla recalcó que mientras unos proponían proyectos su Govern los había ejecutado y había encontrado la forma para poder pagarlos. Es cierto que en esos años se pusieron en marcha muchas obras, buena parte de ellas basadas en adjudicaciones realizadas al final de la época pujolista. Entre estas, algunas cuya realización se alargaría durante muchos años se adjudicaron de prisa y corriendo en los últimos meses del mandato de Jordi Pujol. Fruto de aquellas urgencias ha habido multitud de proyectos que han sufrido variaciones sustanciales con los consiguientes incrementos de precio sobre la propuesta de salida.

Para hacer realidad la afirmación de Montilla, su Ejecutivo utilizó métodos de pago diferidos hacia el futuro que, unidos a la profunda crisis económica, dejaron un margen muy limitado de actuación en materia de obras públicas al Ejecutivo de Artur Mas.

Pero también en este caso se pecó de un exceso de prisa y, para asegurar que se haría una determinada obra, se firmaron unos contratos de concesión o de colaboración público-privada que han acabado resultado muy perjudiciales para la Generalitat cuando han aparecido problemas en la parte privada a la hora de cumplir con sus compromisos. Ya sea porque, de nuevo, se hicieron con unas previsiones desmedidas de ingresos, por ejemplo en los casos en los que se vinculaban al paso de un determinado número de vehículos por una autovía, o con un plan de financiación por parte del grupo privado que ha sido imposible cumplir. Es lo que ha sucedido con la autovía C-15, el Eix viari Centelles-Vic-Ripoll. que se debía pagar con el llamado sistema de peaje a la sombra. A saber: la obra la hace y financia un grupo privado y el gobierno de turno la paga mediante unos peajes basados en el número de vehículos que utilizan dicha vía. Normalmente suelen ser concesiones de 20 a 30 años. En este caso fallaron tanto las previsiones, como el tipo de crédito a pagar y el propio contrato, que dejó en manos de la Generalitat la obligación de quedarse la deuda pendiente y pagar también lo desembolsado hasta este momento si hacía falta un rescate. En total, en este caso la cifra ronda los 275 millones de euros.

No es la única obra hecha con este método. También se financiaron así los ejes Reus-Alcover, Maçanet de la Selva-Platja d'Aro; Vilanova i la Geltrú-Igualada; Sant Fruitós de Bages-Berga y el Eix Transversal. El coste total de estas obras fue de 1.772 millones, pero cuando se hayan acabado de pagar todas, en el 2040, el coste habrá sido de 6.654 millones. Hay prisas que salen muy caras.