LA CLAVE

La auténtica fiesta nacional

Las fotos de Sant Jordi de los lectores a través de la etiqueta #SantJordiEPC

Las fotos de Sant Jordi de los lectores a través de la etiqueta #SantJordiEPC / periodico

ALBERT SÁEZ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hace unos meses, la alcaldesa de Santa Coloma de Gramanet, Núria Parlon, advirtió que Catalunya corría el riesgo de perder la nación por conseguir un Estado. No le falta razón. Las naciones son personas mientras que los estados son estructuras. La mayor parte de las tragedias europeas han surgido por querer encerrar a las naciones en los estados. A veces negándoles la existencia y otras queriendo conquistarlas y dominarlas. Curiosamente, el mainstream españolista -cargado de banalidad- suele confundir las naciones subyugadas con los estados nacionalistas. Los adjetivos los carga el diablo pero el sentido común aconseja no separarlos nunca de los sustantivos que los acompañan.

Sant Jordi es una auténtica fiesta nacional porque la viven e incluso la organizan las personas sin apenas participación de las estructuras administrativas ni de los ayuntamientos, ni de la Generalitat ni del Estado. Cuando un visitante pregunta quién organiza esta fiesta es imposible de darle una respuesta precisa. La montan los libreros pero no solo ellos venden libros. La ejecutan las floristas pero no solo ellas venden rosas. Las calles catalanas se llenan por Sant Jordi de libreros, floristas, asociaciones culturales, ong's, jóvenes que preparan el viaje de fin de curso y un montón de causas nobles que se nutren de la decisión libre y personal de comprar una rosa y un libro, de muchos colores y de lenguas hermanas. Todo perfectamente organizado sin necesidad de tecnocracia cultural ni de burocracia oficial. 

Las naciones que no han tenido un estado propio que las potencie en lugar de intentar anularlas han desarrollado este tipo de prácticas. Sant Jordi es una auténtica fiesta nacional sin himnos, ni banderas, ni desfiles militares ni recepciones oficiales. Posiblemente en el siglo XXI si pueden haber nuevos estados será a condición de que no cometan los errores de antaño: tendrán que respetar las adscripciones nacionales de sus ciudadanos, tendrán que dar protagonismo a la sociedad civil cuando lo pida. Tendrán que ser muy diferentes de los estados de nación única de los que quieren emanciparse. Serán tipo Sant Jordi o no serán.