Geometría variable

La ausencia de liderazgo en la UE

JOAN TAPIA

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El parlamento chipriota ha rechazado -ni un voto a favor- el plan negociado por su presidente (del mismo partido europeo que Merkel). Chipre está a la deriva y con los depósitos bancarios bloqueados hasta la próxima semana mientras la UE, con su plan de una quita del 6,5% de los depósitos de hasta 100.000 euros, ha enviado al cubo de la basura una de las medidas, decididas al inicio de la crisis para restablecer la confianza.

El temor es que el incumplimiento de esta garantía provoque desconfianza en los bancos de otros países como España e Italia. No es probable. Los bancos chipriotas son especiales y dependientes de los depósitos rusos, Chipre es sólo el 0,5% del PIB europeo y la ayuda requerida -17.000 millones de euros, de los que 10.000 venían de la UE y algo mas de 5.000 del impuesto a los depósitos- es sólo algo superior a la recibida por CatalunyaBanc e inferior a la de Bankia. Como dice Ross Sorkin en el New York Times es difícil que el pánico bancario se propague.

Pero tampoco es seguro. Hoy lo único cierto es que la solución de Bruselas está fracasando al abordar la crisis de un país que sólo es el 0,5% del PIB europeo. Se confirma que la gobernanza de la UE -como ya pasó cuando la crisis griega del 2010- falla. Una razón, indiscutible, es que Alemania, la primera economía del euro, tiene elecciones en septiembre y la cancillera Merkel no quiere ir a ellas -una alianza SPD verdes podría arrebatarle el gobierno- acusada de que los alemanes están pagando, o pueden tener que hacerlo, la fiesta de los países del sur.

Merkel, elegida en el mercado electoral germano, quiere evitar la explosión del euro -consintió en julio que Draghi salvara la deuda de España e Italia-, pero no a costa de su futuro político. Otra causa relacionada es la que Gideon Rachman analiza en el Financial Times. Los países virtuosos del norte (Alemania, Finlandia, Holanda) tienen culturas diferentes a los «alegres» del sur, Y se ha generado entre los dos bloques de países una barrera de desconfianza que dificulta todo.

En el fondo hay ausencia de liderazgo por parte de la Alemania de Merkel. Y una resistencia fuerte (también de Francia) a que autoridades supranacionales -así se explica la elección de los «mediocres» Van Rompuy y Barroso como presidentes del Consejo Europeo y de la Comisión- adquieran mas poder y protagonismo. Y más supranacionalidad, o el liderazgo decidido de la primera economía (Alemania), es lo único que puede salvar el inmenso hueco de la ausencia de unidad política para gobernar la moneda común.

El dólar tiene un presidente Obama y una Reserva Federal con mas poder que el BCE. Pero el europeismo romántico no sirve. Europa es hoy una idea, pero todavía más un edificio en construcción (un OVNI) y unos intereses comunes fuertes.

Lo que la crisis de Chipre revela es que el interés económico a corto plazo (de Alemania y otros) prima sobre la visión europea a largo. La consecuencia es que se empantana un problema y Chipre -castigado por una UE en la que la miopía de los ministros económicos quiere castigar a los isleños- tiene la tentación de pensar que la sujeción al postimperio ruso (que ya le prestó 2.000 millones hace dos años) puede ser mas rentable.