Yo he pensando en ti, Marc

"Han matado a mucha gente joven. Es intolerable! No nos van a asustar, no nos van aterrorizar, se lo aseguro. ¡Puede poner que me llamo Francia!" Puede poner que me llamo Francia, cuenta la reportera que le dijo una vecina parisina de uno de los lugares que ha sufrido los atentados.

Cuando he leído esta maravillosa dedicatoria he pensado: "puede poner que me llamo Marc". He pensando en ti, Marc Marginedas. Y en James. Y en Steve. Y en David. Y en Alan. Y en Peter. Tus compañeros de celda, obligados a convivir con esta gente a lo largo de días, semanas y meses.

Y he pensando en la manera que tienen de torturarnos. En privado o en público. Atados o libres. Contra la pared o frente a la música. De rodillas y con las manos apoyadas en la pared o sentador en la terraza de un restaurante parisino, por ejemplo, 'La Petit Cambodge' . Matándonos a tiros o matándonos de miedo.

Yo, Marc, no puedo dejar de pensar en ti a diario. Y sucesos, desastres, masacres, atentados, muertes como las ocurridas esta noche en París solo me hacen pensar en tu calvario y en lo que debió ser soportar a tus carceleros, verdugos para varios de tus amigos, colegas y compañeros.

No es la misma muerte, desde luego, morir por el cuchillo de 'John el yihadista' que por los disparos de un Kaláshnokov mientras oyes el rock rudioso de 'Eagles of Death Metal'. Todo es morir por seres despiadados, tan insensibles a todo que, incluso, prefieren morir en la acción que explicar por qué lo hicieron. Ya lo contarán otros. Como lo sigues contando tú con tus maravillosos y valientes textos.

Puede poner que me llamo Francia. Puede escribir que me llamo Marc.