Dos miradas

Astucia

La astucia es un argumento nuevo, al menos de la manera explícita con que Mas lo menciona

Josep Maria Fonalleras

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Juego de cartas en el que tiene una mínima ventaja quien inicia el movimiento, porque puede llegar a calcular con qué ases cuenta la pareja contraria. Hay modalidades que así lo permiten: a pesar de tratarse de un juego de azar, hay un instante en que los jugadores pueden saber cuál es el potencial del contrario. Y juegan no sus bazas ganadoras sino aquellas que les han de permitir, en definitiva, triunfar al final de la partida y no solo en el momento de un éxito circunstancial.

Por eso será que Mas habla de astucia. La determinación y la firmeza, que también forman parte de su programa, se dan por descontadas en un envite tan poderoso. Solo faltaría que no estuvieran. También la habilidad, que es virtud propia de la política y que se corresponde con la capacidad de negociación.

La astucia, sin embargo, es un argumento nuevo, al menos de la manera explícita con que Mas lo menciona. El astuto es ingenioso y demuestra pericia, destreza y cautela y se apresura a usar estratagemas, es decir, artificios, con una finalidad concreta. Y aquí es donde radica la esencia del astuto. Los atributos con los que cuenta no son frivolidades para exhibir sino que van encaminados al logro de una ganancia que conseguirá a través de la sofisticación y la sagacidad, como se explica en la etimología de la palabra. Para engañar, dicen los diccionarios, o para evitar que le engañen. Este es el gran dilema. Si la astucia sirve para atacar o para defenderse.