PLATÓN

Un asesinato en Brasil

JOSEP MARIA FONALLERAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

 Uno de los objetivos del viaje a Brasil será encontrar a Paulo Coelho. Me han dicho que escribe tonterías. No descarto la posibilidad de asesinarle, porque esta es una práctica que, en mi tiempo, era bastante habitual. Quiero decir que no se andaban con pequeñeces y que si pensaban que Sócrates corrompía a la juventud la solución era proponer a Sócrates que tocara el dos, que es una manera de decir que desapareciera de Atenas y del mundo en general. Por eso también me fui, porque pensaba que me podía pasar lo mismo y porque, francamente, me fastidió todo lo del juicio que luego escribí como si se tratara una crónica. 

Bueno, me alejo del objetivo. No se trata ahora de explicar mi vida sino de concentrarme en este personaje, de quien me han dicho que escribe cosas así: «Era un amor platónico; solo pasaba diez minutos a su lado pero empleaba miles de horas pensando en él». No y no y no. No han entendido nada. Ni este Coelho ni todos los demás que se inventaron que el enamoramiento platónico (¡qué escándalo!) es idolatrar el objeto del amor sin tocarlo o sin tener relación carnal. Tonterías. No he dicho nunca eso, pero ahora ve y quítate la etiqueta.

En mi casa, la tontería del amor platónico es como si vas a Fránkfort y pides una salchicha de Fránkfort. Demonios, las salchichas allí no se llaman así. Como yo no hablo así del amor. Por eso he pensado en un escarmiento: «Platón asesina a Coelho para dar ejemplo». Y luego, si me pillan, que me encierren en una cueva, que ya verán qué filosofía les fabrico en un santiamén.