TRIBUNA

La ilusión por un proyecto

UN AÑO SIN JOSÉ MANUEL LARA. El 31 de enero del 2015 el mundo editorial español perdía a uno de sus líderes más intrépidos, que fue capaz de recoger el importante legado de su padre y conducirlo más allá de sus imponentes fronteras originales. Fueron muchos los nuevos terrenos en los que se adentró, pero especialmente destacó por su gran interés por los medios de comunicación. Uno de sus últimos deseos, cumplido al fin por su familia, fue formar parte del accionariado de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA.

José Manuel Lara Bosch.

José Manuel Lara Bosch.

ANTONIO ASENSIO MOSBAH

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Sé que era una de sus ilusiones. En el año 2014 inicié unas conversaciones con José Manuel Lara Bosch para que se incorporara a título personal al accionariado de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA. Los contactos fueron frecuentes, intensos y provechosos. A lo largo de estos encuentros se fraguó una buena amistad y descubrí la dimensión personal y profesional de José Manuel. Era un hombre exigente, directo, de fina ironía como persona inteligente que era, soñador, sencillo, amante apasionado de su familia... Y, además, un editor colosal en el sentido más amplio de la palabra. Se adentró en todos los campos de la edición: libros, prensa escrita, radio, televisión, cine, internet... Y su nombre y su obra ya han quedado registrados en los libros de historia del mundo de la empresa y de los medios de comunicación.

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Su personalidad era arrolladora, contagiosa; su carácter fuerte, como corresponde a un hombre de grandes éxitos, que los logró gracias a su visión de futuro, a su capacidad de trabajo y a su inclinación permanente a la autocrítica. José Manuel, como hombre sabio que era, de entrada cuestionaba hasta lo que parecía evidente, se hacía preguntas y preguntas en busca de las respuestas acertadas, escuchaba con humildad a quien quería oír, analizaba y decidía.

Todos, él mismo el primero, conocíamos el alcance de una enfermedad que poco a poco le fue minando físicamente. Solo físicamente, porque su fortaleza mental era extraordinaria. Era admirable ver cómo se sobreponía al agotamiento físico y participaba en las reuniones con una energía y una claridad sobrenaturales. Esta fuerza de voluntad fuera de lo común lo mantuvo en su puesto de trabajo hasta el último momento.

En nuestras reuniones me confesó que se sentía identificado con EL PERIÓDICO, porque le resultaba un diario cercano, inconformista, defensor acérrimo de las claras singularidades de Catalunya y defensor a la vez del cumplimiento escrupuloso de la legalidad constitucional. No dejaba resquicios a la ambigüedad. Y su deseo era formar parte del accionariado de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, para fortalecer el papel de nuestro diario en unos momentos políticos y sociales tan delicados y complejos como vive Catalunya. Quería aportar su sabiduría para afianzar una Catalunya solidaria, influyente y emprendedora, que continuara siendo uno de los principales motores económicos y sociales del resto de España.

Por todo esto le ilusionaba mucho incorporarse a nuestro proyecto de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA. Las circunstancias tristes y dolorosas de la vida le han impedido personalmente ver cumplido este sueño. Murió hace un año y su recuerdo y su ejemplo siguen muy presentes entre quienes lo conocimos. Sin embargo, esa ilusión y ese deseo de José Manuel los ha recogido su familia, que, compartiendo plenamente sus ideales, decidió proseguir con nosotros en EL PERIÓDICO la tarea de cimentar una Catalunya fuerte, sensata y tolerante, con una ciudadanía más informada y mejor formada. Gracias para siempre.

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