Mas cohesiona al Govern mientras divide al soberanismo

El "giro social" del Govern y su propuesta a las entidades independentistas de que impulsen una lista electoral son dos movimientos tácticos que en buena medida hay que encuadrar en el pulso que mantienen Artur Mas y Oriol Junqueras

JOSÉ A. SOROLLA

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Artur Mas presumió ayer de que ahora, tras la salida de los consellers de Unió Democràtica (UDC), tiene un Govern "cien por cien cohesionado" hacia el objetivo de la independencia. Sin embargo, su propuesta de que sean las entidades soberanistas las que impulsen una lista transversal para las elecciones del 27-S ha descolocado y dividido a estas organizaciones y ha irritado a ERC, pese a la prudencia con que ha reaccionado oficialmente el partido republicano.

La principal novedad del cambio en el Gobierno catalán es el ascenso a la Vicepresidencia de la consellera de Bienestar Social y Familia, Neus Munté, veterana militante de CDC, pero también sindicalista de la UGT. Con el premio a la sustituta de la vicepresidenta Joana Ortega (UDC), Mas quiere -él mismo lo dijo en la toma de posesión de los nuevos consellers- "situar la justicia social en el frontispicio de la máxima relevancia del Gobierno de Catalunya".

Este "giro social" tiene dos objetivos: el primero, comerle el terreno a ERC, que siempre sitúa las políticas sociales y la lucha contra la corrupción en primer plano en su hoja de ruta hacia la independencia, aunque luego vote los recortes junto a CiU; el segundo, enfrentarse en su campo a los nuevos movimientos sociales y a la izquierda alternativa.

Cambio de portavoz

En un acto celebrado el sábado en Molins de Rei, con el que Artur Mas dio por iniciada la precampaña del 27-S, el líder de CDC insistió en las mejoras sociales y de las condiciones de vida de la población que se conseguirían con la independencia de Catalunya, y al tiempo que reconocía que los nuevos partidos de la izquierda alternativa defienden "la justicia social", les reprochó su lejanía del independentismo. "El 'sí, se puede' que se escuchó en la plaza de Sant Jaume [en la toma de posesión de Ada Colau como alcaldesa de Barcelona] tiene muy poco que ver con el soberanismo", dijo.

Además de la promoción de Munté, Mas relevó a los otros dos consellers de Unió, Ramon Espadaler (Interior), por Jordi Jané, que se ha pasado casi 20 años como diputado de CiU en el Congreso de los Diputados; y Josep Maria Pelegrí (Agricultura) por Jordi Ciuraneta, que tiene intereses en seis empresas agrícolas y ganaderas. De la otra cartera de la vicepresidenta Ortega (Gobernación) se ocupará Meritxell Borràs, que acaba de sufrir una dura derrota en las municipales en L'Hospitalet y a quien se le recompensa su ingrato trabajo de defensora de la actuación de CDC en los casos de corrupción examinados por la comisión Pujol del Parlament.

El hasta ahora omnipresente portavoz del Govern, Francesc Homs, deja la portavocía, que ejercerá también Munté, aunque conserva la cartera de Presidencia y pasará a dirigir la campaña electoral de CDC para el 27-S. El Govern perderá así un portavoz locuaz, que cada martes en el atril oficial, y los otros días en las emisoras de radio soberanistas, no dejaba de atizar la confrontación con el Gobierno de Mariano Rajoy con un estilo tan desenvuelto como impropio de un representante oficial.

No está tan claro que Mas gane un eficaz jefe de campaña, porque a Homs se le atribuye una gran influencia en el diseño de la de 2012, con el cartel de Mas-Moisés incluido, que culminó con la pérdida por parte de CiU de 12 diputados en el Parlamento catalán.

División soberanista

Mientras el Gobierno -el primero solo de CDC desde 1980- adquiere coherencia, la propuesta de la lista transversal propuesta por Mas ha desconcertado a ERC y a las entidades soberanistas Assemblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural y Associació de Municipis per la Independència (AMI). Cuando se esperaba que Mas propusiera una lista de CDC con personalidades independientes, sorprendió trasladando la pelota a las tres organizaciones citadas, incitándolas a impulsar ellas la lista, que él está dispuesto incluso a no encabezar.

Esta última idea ya la propuso en su conferencia del 25 de noviembre pasado y entonces nadie se la tomó en serio. Tampoco es muy creíble ahora, aunque Mas recalcara que no quiere una "lista del president", sino una "lista con el president". En cualquier caso, el primer efecto ha sido una batalla en las redes sociales entre conspicuos independentistas, unos a favor de la genial idea de Mas, y otros en contra, llegando a calificar la propuesta de "chantaje" a las entidades soberanistas.

La división se aprecia más en la ANC, mientras que en Òmnium domina el escepticismo. Las tres entidades se reunieron ayer de urgencia con Mas para que les detallara su propuesta, que analizarán detenidamente antes de aceptarla o rechazarla. La lista de las entidades no puede satisfacer en absoluto a ERC, que propone a su vez otra lista, la Aliança per la República Catalana, integrada asimismo por personalidades, pero en la que Esquerra debe tener "un papel central", en palabras de su líder, Oriol Junqueras.

ERC ha reaccionado con prudencia a la proposición de Mas, aunque el portavoz del partido republicano, Sergi Sabrià, apeló ayer a "preservar la independencia" de estas entidades, que "han sido el motor de este proceso". "Las necesitamos independientes ahora y después del 27-S", subrayó, tras recodar que la ANC y Òmnium están preparando una campaña de movilización cara a las elecciones que no debe sufrir interferencias.

La propuesta de Mas, en efecto, coloca entre la espada y la pared a la ANC y a Òmnium, donde militan votantes de CDC, de Unió, de ERC y hasta de Iniciativa per Catalunya (ICV), con lo que una decantación hacia la "lista del o con el president" abriría una honda brecha en el soberanismo.

Unió irá en solitario

Esa fractura sería tanto más grave para el independentismo cuanto a medida que se aproximan las elecciones se acrecienta la polarización y la clarificación de los espacios políticos. Aunque puede ocurrir que la ruptura entre CDC y Unió perjudique a ambos partidos, en Convergència están encantados, porque interpretan que han soltado un lastre que entorpecía su hoja de ruta a la independencia. Ha causado sensación la sonrisa de oreja a oreja del número dos de CDC, Josep Rull, al anunciar la ruptura, aunque, en honor a la verdad, hay que decir que Rull siempre se ríe, y casi nunca sabemos de qué.

Unió, por su parte, tras un largo y tenso consejo nacional celebrado este fin de semana, ha decidido presentarse sola por primera vez y con sus siglas a unas elecciones catalanas, en busca del voto catalanista moderado de CiU. Se desconoce si Josep Antoni Duran Lleida encabezará la candidatura -puede hacerlo Ramon Espadaler-, pero el todavía portavoz de CiU en Madrid ha dejado claro en su blog que "dará la cara". Lo importante, según Duran, no es quién encabece la lista, sino que "haya una opción que tenga el coraje de ser moderada en términos de radicalidad y que vaya dirigida al votante tradicional de CiU (...) que plante cara a la demagogia y que desde el catalanismo integrador represente el pluralismo de la sociedad".

La apuesta está clara. Duran ha llegado a proponer al PSC ante el 27-S un frente común de los partidarios de la llamada tercera vía para hallar una solución al encaje de Catalunya mediante el diálogo con el Estado. Miquel Iceta, primer secretario del PSC, ha rechazado la oferta porque, al margen del proceso soberanista, las diferencias con UDC son muchas. Mientras tanto, Ciutadans sigue creciendo y está llamado a convertirse en la fuerza mayoritaria del bloque contrario a la independencia.

(Post publicado en Zoom News)