Artur Mas: «Ganaremos de calle»

Me parece trascendente que en Preguntes freqüents (TV-3) hayan invitado a Artur Mas. Muchos analistas consideran a Mas el verdadero artífice de esta deriva que vivimos en Catalunya. Hay observadores finos que aseguran que, tiempo atrás, tras deliberar con el poderoso ancienne regime de Convergència, decidieron enterrar el estilo "puta i ramoneta" y abrazar e impulsar la independencia, quizá inspirándose en aquella frase atribuida a tantos insignes estudiosos del arte de la guerra, desde Maquiavelo a Sun Tzú, y que dice: "El poder no se hereda, se conquista". De modo que esta conversación con Mas era oportuna. De todas las preguntas de Ricard Ustrell, me ha gustado mucho una: "¿Por qué le hemos visto tanto por la Generalitat últimamente?". Efectivamente. Era una pregunta con trasfondo. Aun estando inhabilitado, durante los días clave de septiembre y de octubre se le ha visto mucho por el Palau, y también por el Parlament, junto a Puigdemont. Hay quien especula con que Mas estaba, y está, preocupado porque su sucesor, puesto a dedo por él mismo, se estaba saliendo del guion y tenía ideas propias sobre el camino a seguir. La respuesta de Mas a esta pregunta ha sido: "Voy porque me llaman. Para ayudar". ¡Ah! Este laconismo, este aparente no decir nada, en el terreno de la política es valioso: permite apasionantes conjeturas. En cuanto a los mensajes que lanzó Mas, en casa nos han gustado dos, muchísimo. Uno, cuando trazó las líneas maestras de lo que hay que hacer: "Primero: derrotar al Estado y recuperar las instituciones. Segundo: liberar a los prisioneros. Tercero: somos una nación y decidimos nuestro futuro. Cuarto: ¡independencia!". ¡Ah!. No parecía un expresident inhabilitado. Parecía un colosal líder dibujando al pueblo y al govern el camino del triunfo.

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El otro momento fue al principio, cuando exclamó: "¡El 21 de desembre els podem guanyar i, a més a més, de carrer!". Este "les ganaremos de calle" no era un deseo. Era una convicción que, imparable, le emergía. Hombre, visto lo visto, aquel pas al costat que tuvo que hacer Mas forzado por la CUP parece caducado. Parece que vamos a un escenario distinto. Sobre todo, después de lo que advirtió Pilar Rahola sobre Puigdemont: se están moviendo las cosas para que le den asilo en algún país; podría ser Suiza.