MIRADOR

La 'estelada', banco de pruebas

Parecía poco probable que alguien osase poner 'seny' y anulase la prohibición

'Estelades' en el Camp Nou

'Estelades' en el Camp Nou / periodico

XAVIER BRU DE SALA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No se trata tanto de prohibir la 'estelada', un símbolo aparejado a un civismo ejemplar, y que dure, como de evaluar los límites de lo que el Estado estaría dispuesto a hacer si el conflicto se agrava. No se trata tanto de prohibir como de provocar para observar las reacciones, y analizar después el resultado, para aplicarlo o no a cuestiones de mucho mayor calibre, como el encarcelamiento de líderes independentistas o la suspensión de la autonomía. En este sentido, en el PP habrán tomado nota de la intensidad y la casi unanimidad del clamor en Catalunya.

Conclusión de los estrategas populares (y asimilados): más nos vale no ir tan allá con tan poco motivo, para evitar el efecto bumerán. Si nuestros catalanes marcan distancias, si la medida provoca más unión que división, es mejor ensayar otros métodos. Para eso sirven, para estudiar comportamientos, riesgos y opciones, los experimentos de laboratorio con ratones y los bancos de pruebas que testan la resistencia de los materiales.

En relación a la precampaña, el caso sirve para remarcar posiciones. El PP exhibe autoritarismo, pero Mariano Rajoy se lava las manos e imita en esto su predecesor, que ordenó la uniformidad de las matrículas y después afirmó que no se metía en "chapitas". Ciudadanos no osa alejarse del PP y lo acoge de una manera oblicua. El PSOE compara la medida con echar gasolina al fuego y Podemos protesta con una energía similar, no mayor. Del lado soberanista, no pocos expresan agradecimiento por la inyección de energía en horas bajas, e incluso hay quien, confundiendo los deseos con profecías, augura, y en el fondo solicita, la prohibición urbi et orbi de la 'estelada'.

Ahora bien, en el mundo político, intelectual y periodístico de la capital, si bien existen diferencias en los tratamientos preventivos, aunque no muy sustanciales, no se constata la menor discrepancia sobre la ecuación fundamental: la independencia de Catalunya equivale al caos de España. Ni una voz con altavoz, ni una, osa siquiera imaginar que, sin Catalunya, España podría ser tan viable como Canadá sin Quebec, Reino Unido sin Escocia o Europa sin Reino Unido.

Por eso parecía poco probable, no en atención a las reacciones, sino porque andan todos convencidos de que se juegan el fracaso de la nación, y quienes no lo creen disimulan para no hacerse ver, que alguien osara poner 'seny' y anular la prohibición. Pero así ha sido, de lo cual conviene alegrarse, a ambos lados, con una unanimidad digna de mejor causa. Una unanimidad de demócratas con 'seny' de la cual solo se excluyen quienes representan un peligro público. Dentro y fuera del campo, pero sobre todo, y a toda prisa, fuera de los despachos.