LA CORTINA DE HUMO

Un momento sin precedentes

Esta Diada ha de interpelar muy especialmente a los partidos

Pancarta de la manifestación de la ANC en la plaza de Tetuan de Barcelona.

Pancarta de la manifestación de la ANC en la plaza de Tetuan de Barcelona. / periodico

TONI AIRA

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No ha habido ninguna otra causa que haya sacado a tanta gente a la calle como la reivindicación catalana. Especialmente a partir del 2012, junto con la gran manifestación del 2010 en reacción a la sentencia del Tribunal Constitucional contra el Estatut votado en referéndum. Y a partir de aquello, que podía tenerlos, cuatro años seguidos sin precedentes, con manifestaciones y lemas inequívocos. 2012: 'Catalunya, nou Estat d'Europa'. 2013: 'Cap a la independència'. 2014: 'Omplir el carrer per omplir les urnes, el 9-N votarem!'. 2015: 'Països Catalans, camí cap a la llibertat'. Y este año: 'A punt'. ¿Sí?

¿Las 'diades' reivindicativas nos llevarán directamente a la independencia? No, pero se están demostrando clave para forzar escenarios en un contexto muy resistente al cambio, por muy razonable que este pueda parecer. El Onze de Setembre es como aquellas vitaminas que te tomas al principio del día, como aquel desayuno fuerte que recomiendan los dietistas para funcionar durante el resto de la jornada (véase aquí, curso político) y tratar de culminarlo bien, con suficiente energía y fuerza. Este empuje ha sido en parte lo que ya ha provocado nuevos escenarios, también sin precedentes (en casa y más allá) con respecto al mapa político, pero que deben culminar en algo de provecho y útil o anulará todo lo anterior, con un ridículo que también sería sin precedentes. Esta Diada, pues, ha de interpelar muy especialmente a los partidos.

Porque hay una nueva realidad, también sin precedentes pero que no sabemos si ha llegado para sumar o todo lo contrario: la implosión del patio político que hemos tenido en Catalunya. En eso también somos diferentes de España. Aquí los grandes partidos han ido realmente a la baja, no como PP y PSOE, que persisten con opciones de éxito en su bipartidismo clásico. Ahora, en el Parlament, podemos hablar sobre todo de partidos medianos, y algunos de los pequeños son claves y condicionan la gobernabilidad. ¿Fijará esto un precedente de éxito? Queda menos para saberlo.

No hay manual de instrucciones para este contexto, y como la incertidumbre agota, como siempre es mucho más fácil tirar de teóricas seguridades, aunque estas te aten a un ancla que no te deja avanzar, el riesgo de fracaso de la causa que ha impulsado todo este momento sin precedentes está ahí. Y si no creen suficiente en la tendencia humana al conservadurismo en un momento de incertidumbre, miren los últimos números de las elecciones españolas, el resultado al alza del PP y recuerden aquello de '¡Vivan las cadenas!'. Que los partidos catalanes y ciertas rutinas que los han descrito, con bastantes precedentes, no fuercen nuevos escenarios que podrían ser de involución.