IDEAS

El artista es un putero

Chester Brown, durante la presentación de su último libro  'María lloró sobre los pies de Jesús'.

Chester Brown, durante la presentación de su último libro 'María lloró sobre los pies de Jesús'. / periodico

RAMÓN DE ESPAÑA

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El canadiense Chester Brown (Montreal, 1960) es uno de mis autores de cómics favoritos del momento presente, pero también es un gran putero, como dejó bien claro en su obra magna, 'Pagando por ello', en la que explicaba sin vergüenza alguna e incluso con cierto orgullo su larga relación con la prostitución, que culminó en una historia de amor con una profesional del oficio que se mantiene viva a día de hoy (o así era, por lo menos, el día en que le hicieron la última entrevista que leí con él). Brown le ve todas las gracias a la prostitución y la considera, sin duda, uno de los mayores logros de la humanidad. Así se ha ganado el desprecio de biempensantes varios, feministas radicales y toda clase de moralistas. Pero el hombre sigue a lo suyo, como se demuestra con su última novela gráfica, 'María lloró sobre los pies de Jesús (Prostitución y obediencia religiosa en la Biblia)' editada entre nosotros antes del verano por La Cúpula y que su autor presentó personalmente el martes pasado en la FNAC de la plaza de Catalunya.

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Me hubiese encantado acudir a esa presentación, pero a la misma hora me tocaba aparecer por el Ateneu para moderar una mesa redonda sobre, precisamente, la novela gráfica, en compañía de Miguel Gallardo, Sagar Forniés y Lluís Juste de Nin: lo primero que hice fue dar las gracias a los presentes por venir a vernos a nosotros en vez de al señor Brown, añadiendo que entendería perfectamente que quien quisiera saliera pitando hacia la FNAC y nos dejara con la palabra en la boca (no se fue nadie, lo cual me conmovió).

En María lloró sobre los pies de Jesús, Chester Brown sigue el ejemplo de Robert Crumb y su adaptación del Génesis, aunque centrándose en ciertos pasajes emparentables con el tema que le obsesiona. La visión que tiene este hombre de la prostitución es discutible, pues pasa por alto temas tan serios como el abuso, la explotación, la miseria y el lucro de terceros, pero nunca incurre en la idealización del asunto. Viene a decirnos que a él le funcionó y que por eso nos lo cuenta, sobre todo porque casi toda su producción es autobiográfica y, hasta llegar al tema de marras, de un deprimente que atufa. El señor Brown ha encontrado putas en la Biblia y nos cuenta sus historias con la misma candorosa desfachatez con la que lleva narrando la suya desde que cogió un lápiz por primera vez.

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