Las primarias de Barcelona y la unidad socialista

LAIA BONET

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Las primarias ciudadanas del PSC de Barcelona son vistas, con razón, como un primer paso importante en la renovación inaplazable del PSC y, más allá, en la regeneración urgente del conjunto de los partidos políticos reclamada por la ciudadanía.

Sin duda es la acción más clara y potente de los socialistas catalanes para dar cumplimiento al mandato congresual de andar hacia un nuevo PSC. Desgraciadamente, otros gestos, actitudes y decisiones han ido en sentido contrario, hasta el punto de traer el socialismo catalán al momento más bajo de su historia y provocar una diáspora de militantes, simpatizantes y electores que, decepcionados e irritados, han dejado de confiar en una dirección que ha faltado a su promesa y al mandato de cambio que la legitimó.

Ante esta situación, la tentación de abandonar --al dar por irrecuperable el PSC-- es muy grande e, incluso, comprensible, pero creo sincera y respetuosamente que no es una opción satisfactoria por dos razones: en primer lugar --y más importante--, porque no se adecúa con nuestra tradición, con nuestro espíritu fundacional unitario, y en segundo lugar y sobre todo, porque no ofrece una alternativa convincente para continuar siendo útiles a la sociedad catalana.

Ahora, también es cierto que el PSC no dispone de demasiadas oportunidades para rectificar y enderezar su rumbo. He dicho a menudo que las primarias ciudadanas de Barcelona eran una de estas oportunidades. Lo son en la medida que recuperan aquel espíritu y aquel impulso fundacional, hecho de una voluntad de innovación política y de un anhelo de unidad y de integración. Y también, en cuanto que ofrecen una vía útil y concreta para hacer política de otro modo, para ofrecer un aperitivo de la que puede ser una nueva política.

Legado de la unidad socialista

Creo que nos lo tenemos que pensar más de dos y tres veces antes de renunciar al legado precioso de la unidad socialista que nos dejaron Joan Reventós y tantos otros compañeros y compañeras comprometidos con los valores del socialismo catalán. Nos conviene la serenidad suficiente para tener la perspectiva histórica necesaria para entender mejor nuestro presente y saber orientar acertadamente el futuro. Nos conviene recordar cómo la unidad socialista no fue posible en los años 20 y 30 del siglo pasado; y cómo --hace 40 años-- hombres y mujeres socialistas de orígenes políticos y sociales diversos, con una visión amplia y un corazón generoso, supieron lograr la unidad anhelada.

Como tampoco podemos olvidar que aquel impulso unitario se proyectó al conjunto del país, haciendo de cemento de la unidad civil del

pueblo catalán. Esta es nuestra mejor tradición, la que fundamenta el orgullo de sentirse socialista en Catalunya. Y este sentimiento no nos lo puede quitar nadie, porque pasarán los dirigentes --con sus aciertos y errores--, pero el sentimiento de justicia que impulsa las personas al compromiso socialista es un patrimonio libre y colectivo que no admite ni guardianes ni sacerdotes.

Solo desde este sentimiento compartido enderezaremos el socialismo catalán y lo convertiremos de nuevo en una herramienta útil al servicio de la sociedad catalana y, especialmente, de las clases populares y de los más desfavorecidos. Una sociedad que nos pide un PSC abierto, permeable a las nuevas inquietudes y anhelos de los catalanes y las catalanas, sin ninguna subordinación, libre para tejer alianzas y contribuir a construir una nueva mayoría política y social de progreso.

Ni más pequeño, ni más dividido

Creo que no es momento ni de cerrarse para intentar conservar un capital político y electoral cada vez más menguando ni de irse para intentar reconstruir sobre bases inciertas un quimérico partido ideal. Ni un PSC más pequeño, ni un PSC más dividido.

Se trata de sumar e integrar para tener la fuerza necesaria para impulsar el cambio. El cambio dentro del PSC. El cambio de las izquierdas para construir una mayoría de progreso para ganar las elecciones a Xavier Trias. El cambio por una Barcelona fuerte y justa. Un cambio que anuncie el futuro hacia una Catalunya más libre, más próspera y más justa. Por una Catalunya con voz propia, con capacidad de decidir.

Este jueves, 20 de marzo del 2014, el día que entra la primavera en nuestro calendario vital, quiero levantar una bandera en nuestro calendario político: la de la nueva primavera socialista. Estoy segura de que el próximo día 29 nuestra candidatura ofrecerá un voto de esperanza contra la resignación, y un voto de fortaleza contra las incertidumbres. Hay alternativa. Y la quiero -- la queremos-- representar y liderar.

Este jueves empieza la primavera. Y el día 29, día de las elecciones a las primarias del PSC de Barcelona, empezará la primavera socialista.

¡Manos a la obra!