MIRADOR

Sueños tórridos y fugaces

El empeño de Mas para forzar a Junqueras a sumarse a una lista conjunta se ha convertido en un bumerán que amenaza con excluirlo ahora a él

JOAQUIM
Coll

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La política populista se alimenta de gestos, que se anuncian sin poder evitarse, pero que son solo eso, sueños tórridos y fugaces. Sucede aquí y en Grecia. Ese confuso referéndum convocado en solo una semana fue la expresión de un orgullo nacionalista que se negaba a reconocer la dolorosa realidad. Que sea socialmente injusta no justifica el engaño o un salto en el vacío. Las condiciones con las que ahora transige Alexis Tsipras son prácticamente las mismas que primero rechazó, luego aceptó por carta y que el domingo fueron puestas en la picota tras el rechazo popular en las urnas.

La posición geoestratégica de Grecia la ha salvado de ser expulsada del euro en las horas más críticas. Y aún está por ver que no acabe ocurriendo. El referéndum solo ha servido para crear un corralito durante dos semanas, que ha generado angustia en la población más vulnerable, ahuyentado el turismo y perjudicado su maltrecha economía. Ahora Grecia estará bajo tutela de la UE prácticamente durante todo el mandato de Tsipras. Sin embargo, Syriza venderá internamente como un éxito lo que no es otra cosa que la aceptación de las duras condiciones para un tercer rescate. En eso también sobresale el populismo, en su habilidad para contorsionar las palabras y sus significados.

Pugna por el liderazgo

Aquí Artur Mas hace en otra escala cosas parecidas. Ahora resulta que el presidente de la Generalitat pide no ser considerado un «político en activo» para poder ir en la lista civil separatista. O sea, que quien quiere gobernar Catalunya por lo menos hasta mediados de 2017, según la hoja de ruta firmada en marzo, dice que su caso es diferente porque luego se irá a casa. El empeño de Mas para forzar a Oriol Junqueras a sumarse a una lista conjunta se ha transformado en un bumerán que amenaza con excluirlo ahora a él. En medio de esa pugna por el liderazgo, las entidades secesionistas han caído en un sueño tórrido: una lista sin políticos con el único propósito de contar separatistas. ¡Qué obsesión tienen con contarse! Si ya saben que no son mayoría. Los de la CUP rizan el rizo de la propuesta: no elegir presidente de la Generalitat y celebrar elecciones constituyentes al cabo solo de cuatro meses. Ya verán como pronto darán carpetazo a tanto sueño tórrido. De otro modo los soberanistas pueden quedarse sin independencia y sin partidos.

El tríptico de los sueños lo completa Ada Colau, cuya promesa de reducirse el sueldo a 2.200 euros mensuales ha durado menos de lo que tardó en contratar a su marido en el partido. Démosle 100 días de gracia pero que reconozca algún día que su programa estaba lleno de gestos populistas, empezando por su sueldo como alcaldesa. En su investidura logró la mayoría absoluta en la primera vuelta, gracias al tontorrón apoyo de ERC y PSC. La dura negociación ahora del cartapacio municipal demuestra que fue otro sueño tórrido y fugaz.