Aniversario Colau, poco que celebrar

La alcaldesa llegó al poder sin un proyecto articulado de ciudad

COLLBONI COLAU

COLLBONI COLAU / periodico

JOAQUIM COLL

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Para una persona que proviene de los movimientos sociales como Ada Colau, y que incluso ha vivido una temporada de okupa en la Barceloneta, la violencia callejera es particularmente incómoda. Que la alcaldesa acabe pidiendo socorro a las entidades vecinales para que intercedan en el conflicto del llamado 'Banc Expropiat de Gràcia' es desconcertante y reflejo de su fracaso. Por otro lado, la sucursal financiera ocupada hacía de tienda de actividades variopintas, y de banco expropiado nada de nada. Todos los barceloneses pagábamos, sin saberlo, un alquiler de lujo a sus propietarios. Realmente, la gestión del alcalde Xavier Trias con los okupas fue tan lamentable como revela su tuit de anteayer (“'Els okupes son estimats per la gent del barri perquè fan tasques humanitàries i socials'”). Una decisión, la de abonar furtivamente 5.500 euros mensuales, que ya está estudiando la Fiscalía. Trias se dejó ganar el pulso en Can Vies y luego pagó para que no se quemaran más contenedores.

El fracaso es inevitable si esos colectivos, tanto los violentos como los que no lo son, se niegan a dialogar con el Ayuntamiento. Pero al verbalizar la incapacidad para resolver determinados conflictos, Colau admite su revés. Le resulta doloroso hacerlo porque durante la campaña electoral se esforzó en vendernos que venía a reinventar la política desde el poder. ¿Qué no diría ahora, en cambio, si estuviera sentada en la oposición? Sorprende, además, que las mayores críticas y problemas le hayan surgido por el flanco social y la extrema izquierda: el conflicto con los manteros, la huelga del metro y el enfrentamiento con el sindicato CGT, y ahora con el movimiento okupa.

Su intento de vertebrar un frente amplio, con ERC, PSC y CUP, no le ha funcionado. Con los anticapitalistas la desconfianza mutua es cada vez mayor, mientras los republicanos no desean apuntalar a Colau, sino debilitarla. Solo Jaume Collboni quería pactar desde el principio y finalmente lo ha logrado. No lo ha hecho en malas condiciones en cuanto a cuotas de poder, pero cabe la duda de si para los socialistas es lo más conveniente a largo plazo y este momento el más adecuado.

Colau ganó la alcaldía sin un proyecto articulado de ciudad. No lo podía tener ni se le podía pedir porque acababa de llegar a la política municipal. Si finalmente llega a tenerlo será aprovechando algunos materiales de derribo de los 32 años de la etapa socialista. En la búsqueda de proyectos urbanos de envergadura, la propuesta del tranvía por la Diagonal es el ejemplo más claro. El balance de los primeros 12 meses es más de gestos que de hechos. En políticas sociales hay pequeñas cosas positivas que otros también hubieran hecho con superávit en el presupuesto. Ahora se le incorporan cuatro concejales más a su escaso equipo. Aniversario aparte, es lo poco que puede celebrar.