GEOMETRÍA VARIABLE

El 'caso Iglesias' y el doctor Freud

Podemos es en gran parte hijo de los errores del PSOE de Zapatero en el 2010

Pablo Iglesias, en su escaño durante el pleno.

Pablo Iglesias, en su escaño durante el pleno. / periodico

JOAN TAPIA

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Repetir elecciones generales no es una segunda vuelta como pontifican los ignorantes. La segunda vuelta se celebra una semana o 15 días después de la primera y solo pasan los candidatos que llegan primero. Los otros se retiran o pactan. En Francia, por ejemplo, el pacto de las izquierdas consistió durante muchos años en que solo iba a la segunda vuelta el candidato mejor colocado. Pablo Iglesias podría tener que retirarse a favor de Pedro Sánchez. No es el escenario del 26-J.

Lo de repetir las elecciones del 20 de diciembre el 26 de junio --seis meses y unos días después-- y haber tenido al país paralizado y con un Gobierno en funciones durante un año (suponiendo que no se tengan que volver a repetir) es puro dislate. Algo descerebrado que solo nos podemos permitir --Rafael Jorba lo recordaba el otro día-- porque vivimos en la campana protectora del BCE. Con sus muy bajos tipos de interés y la compra de bonos de los estados para inyectar dinero y relanzar la economía. Pero las campanas se rompen.

No traspasemos los Pirineos. ¿Cómo nos ha podido pasar esto? Por muchas razones, pero quizá convenga no olvidar la doctrina psicoanalítica de Sigmund Freud y el instinto de matar al padre.

Podemos es hijo de muchas madres diferentes, pero hay algo irrefutable. El padre biológico fue la impotencia del PSOE para explicar (no digamos convencer de) la inevitabilidad de las medidas de ajuste económico del 2010. También la estulticia del Gobierno de Zapatero ante el Tribunal Constitucional tras el recurso del PP contra un Estatut que ya había sido aprobado en Catalunya en referéndum. Aquello provocó la exigencia lógica de una segunda vuelta --la consulta del derecho a decidir-- cuyos últimos abanderados son Ada Colau y Xavier Domènech, el besado portavoz de la coalición catalana de Podemos en el Congreso de los Diputados.

Y si el PSOE engendró a Podemos es freudiano que ahora el hijo experimente la necesidad imperiosa de asesinar al padre para afirmar su ego. Iglesias no quiere retirarse a favor de Pedro Sánchez para vencer a la derecha (como pasaría en una segunda vuelta a la francesa). Su objetivo es repetir elecciones para dar el 'sorpasso' al PSOE entre la verbena de San Juan y la de San Pedro. Lo explicitó el pasado domingo en el mitin de Madrid (nada menos que en el parque Tierno Galván) cuando dijo: “Si dentro de unos meses hay una coyuntura en que tenemos que liderar el Gobierno del cambio, les tenderemos la mano [al PSOE] y les hablaremos de igual a igual. En esta segunda vuelta estamos obligados a desempatar y patear el tablero por segunda vez… a tender la mano a otros compañeros”.  Claro se refiere al pacto en gestación con IU para llegar primero que el PSOE el 26-J. Por eso no habla de derrotar al PP, sino de liderar el Gobierno del cambio.

Y cuando se quiere matar al padre el instinto recurre a todo. Incluso a negar la realidad más evidente. Así, asegura: “Las élites querían una gran coalición entre el PP y el PSOE y no ha ocurrido. ¿Y sabéis por qué no ha ocurrido? Porque estamos nosotros”. Habría que tenderlo con urgencia en el divan porque la incompatibilidad PP-PSOE no es ninguna novedad y viene de mucho antes de Podemos. De cuando el voto de Rajoy contra las medidas de rigor de Zapatero del 2010 (salvadas por Artur Mas). De la cruzada de Aznar del 93-96 contra Felipe González a cuenta del 'caso GAL'... Incluso de la irrazonable reacción del PSOE de octubre de 1934 cuando tres ministros de la CEDA de Gil Robles entraron en el Gobierno de Alejandro Lerroux. Entonces Iglesias estaba todavía muy lejos del claustro materno. Pero el instinto existe.