Mas y Rajoy y sus estados de ánimo

Uno tiene mayoría absoluta y el otro sufre la intemperie, pero cada uno actúa como si estuviera en la posición del contrario

JOAN TAPIA

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Al final la fiscalía presentará querella contra Artur Mas, Joana Ortega e Irene Rigau por el 9-N. ¡Inevitable quizá desde el rigorismo jurídico pero un gran error político! Primero, porque hay muchas posibilidades de que no prospere. Segundo, porque de alguna forma culpabiliza a 2,3 millones de catalanes, convertidos en colaboradores necesarios de un delito. No ayuda a pacificar el ambiente. Tercero, porque puede ser la rampa de lanzamiento para Mas en una campaña de unas elecciones plebiscitarias en las que sería la gran víctima del Estado español. Más que Oriol Junqueras. ¿Ayuda a CiU -o al artefacto sucesorio que se habilite- a recuperar el liderazgo del soberanismo que ERC le arrebató en las elecciones europeas?

La querella es fruto de una monumental presión a la fiscalía, como denuncia Miquel Iceta, y también un monumental error político, como afirmó ayer Josep Antoni Duran Lleida. Pero si los tribunos del nacionalismo español creen que eso es lo que conviene a España… ellos sabrán. Personalmente creo que las vísceras han mandado más que el cerebro.

Pero bajemos a la realidad. El querellado Mas exhibe sonrisa y moral de victoria mientras que Rajoy parece enfadado con el mundo. Con Mas pero también con Pedro Sánchez que tiene la ocurrencia zapateril (ayer solo le faltó al líder del PP el adjetivo) de proponer una reforma de la Constitución. ¿Por qué uno sonríe y el otro está de malas pulgas?

Rajoy tiene mayoría absoluta y Mas, que se ha quedado sin el apoyo de ERC y no puede recurrir al PSC para no traicionar al fundamentalismo independentista, no sabe cómo podrá aprobar los presupuestos y quizá esté forzado a unas elecciones anticipadas de incierto resultado. Con el precedente del jarro de agua fría del 2012. Pero uno sonríe y el otro está irritado. Curioso.

Rajoy no tiene problemas para financiar al Estado (pese a que la deuda pública alcanza el 100% del PIB) porque los mercados -gracias a que se han creído a Mario Draghi- prestan dinero a España a un interés razonable. Al menos a corto plazo, Rajoy está financieramente cómodo. Por el contrario, a la endeudada Generalitat nadie le presta un euro y tiene problemas para pagar a farmacias, proveedores y hasta el sueldo de los funcionarios. Y solo salva los muebles recurriendo a Cristóbal Montoro, que actúa como perdonavidas pero afloja la mosca. Pero Mas sonríe y Rajoy, no. Curioso.

Además, Rajoy gobierna un Estado europeo reconocido, como se vio en la reunión de Brisbane con Barak Obama y los grandes países del euro. Por el contrario, Mas quiere la independencia catalana que podría abrir una cascada de subdivisión de estados europeos con cero simpatías en todo lo que cuenta en Europa. Pero Mas sonríe y Rajoy está enfurruñado.

Alguna razón habrá. Como no soy creyente, lo de que David venza a Goliat me parece literatura. Mas fue a la escuela Aula y Rajoy hizo oposiciones al registro, pero ambos fueron elegidos por el dedo de sus jefes, Jordi Pujol y José María Aznar, hoy desacreditados. Y los dos sufrieron derrotas serias y calvarios varios antes de recuperar el poder.

Entonces, ¿por qué uno exige y sonríe y el otro eleva la voz y dice que no a todo? No lo sé. Misterio. Quizá es que Rajoy encarna el poder, mal asunto en tiempos de crisis, mientras que Mas se ha enfundado la camiseta de la protesta y empieza a quitarle esa bandera a Junqueras. ¿De candidato business friendly a líder contestatario que abraza a David Fernàndez?

Puede, pero el problema de Mas es que la fiesta ha terminado y ahora le toca aprobar presupuestos. O convocar elecciones para -en la mejor de las hipótesis- tener la asignatura de cuadrar y aprobar presupuestos.