GEOMETRÍA CIUDADANA

Rajoy y el 'caso Mas' del 2003

Mariano Rajoy, en el palacio de la Moncloa.

Mariano Rajoy, en el palacio de la Moncloa. / periodico

JOAN TAPIA

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¿Dicen algo en común los resultados de CiU en las elecciones catalanas del 2003 y los del PP en las legislativas del 2015 y el 2016? En principio no, porque son marcos territoriales distintos y en el 2003 no existía el hondo malestar social provocado por la peor crisis económica desde 1929.

Sin embargo, sí hay tres similitudes. En los dos casos el primer partido quedó lejos de la mayoría absoluta. Y era el partido alfa, el dominante. En Catalunya, CiU mandaba desde hacía 23 años. En España, el PP viene de una holgada mayoría absoluta y encarna con ganas el nacionalismo español. Con todo, la tercera similitud es la más relevante. Artur Mas y Mariano Rajoy son líderes con mucha autoridad en su partido, con nulas ganas de ceder el poder y ambos proclamaron de inmediato que tenían un derecho natural, casi indiscutible, a seguir gobernando por haber encabezado la lista mas votada. Mas incluso se hizo aplaudir por los funcionarios cuando llegó al Palau el lunes siguiente al domingo electoral. Rajoy proclamó tanto la noche del 20 de diciembre como la del 26 de junio que había ganado e iba a gobernar. Punto pelota.

Sin embargo, ambos sabían -o debían saber- que en un régimen parlamentario no gobierna quien llega primero, sino quien es capaz de formar una mayoría para la investidura. Mas no tenía excusa porque el recién aprobado Estatut era claro, pero el pujolismo tenía un sentido patrimonialista de Catalunya. Y al final vio con irritación el pacto del tripartito, que fue la primera alternancia -imprescindible en una democracia real- en la Generalitat. Y en las siguientes elecciones -el 2006- le volvió a pasar lo mismo pese a que el candidato socialista, José Montilla, tuvo peores resultados que Pasqual Maragall.

Tras el 20-D, Rajoy, que sabía que no tendría mayoría, se negó incluso a presentarse a la investidura. Sabía que la alternativa era muy difícil y Pedro Sánchez perdió con el voto de solo 131 diputados. Ahora Rajoy está mejor situado porque ha obtenido 700.000 votos y 14 diputados más que entonces, y además los partidos que votaron a Sánchez (PSOE y Ciudadanos) tienen 13 menos. Con todo, con 137 escaños está todavía a 39 de la mayoría absoluta.

¿Puede quedarse Rajoy compuesto y sin novia como Mas en el 2003 y en el 2006? Es mucho más difícil que tras el 20-D. PSOE y Ciudadanos tienen menos escaños y ya fue imposible el apoyo simultáneo de Podemos y Ciudadanos. Además, la suma de toda la izquierda y todos los nacionalistas tiene contraindicaciones, y es más que tras el 20-D.

Pero Rajoy podría fracasar. Ciudadanos más PSOE más Podemos llegan a 188 escaños. Y PSOE más Podemos más ERC más CDC más PNV, a 178. Rajoy tiene un 90% de posibilidades de ser el próximo presidente, pero necesita tejer alianzas. Con 137 diputados y solo la abstención de Ciudadanos pierde.   

Por eso, para ser investido, que sería la solución más lógica, tiene que trabajar y no limitarse a dormitar como ha hecho hasta ahora, ya que -pese a declarar que la formación del gobierno es urgente- no ha visto a Albert Rivera hasta 15 días después del 26-J, y no ha enviado un papel negociador hasta el pasado miércoles. Pretender que Ciudadanos y el PSOE le dejen gobernar solo en base a que es la lista más votada, y amenazando veladamente con unas terceras elecciones, es muy aventurado.

Por el contrario, si demuestra capacidad de pacto y forma un bloque de 169-170 diputados (con Ciudadanos y Coalición Canaria), será muy difícil que el PSOE no facilite la abstención técnica de media docena de diputados y fuerce unas terceras elecciones. Si Rajoy convence a RiveraSánchez se queda casi sin cartas. Pero si no sabe construir un amplio pacto de centroderecha, será muy complicado obtener una amplia abstención del grupo socialista. Entre otras cosas, porque Podemos diría que es el pacto de la casta. Además, un gobierno con el apoyo de solo 137 diputados no da garantías de estabilidad.

Rajoy tiene un problema (le faltan 39 diputados), pero el remedio no es la amenaza de nuevas elecciones. O de crisis institucional [ver despiece]. La solución mejor para Rajoy (y quizá para España) es negociar un pacto de legislatura o un gobierno de coalición con Rivera. Claro, el pacto sería caro porque Rivera es un profesional ambicioso y las bisagras se pagan.

El pacto no sería imposible ni vergonzoso, sino una prueba de realismo. Ahí está el ejemplo de José María Aznar en 1996, cuando llegó primero con solo 156 diputados. Aquella noche, en el balcón de Génova, ponía cara de total desconcierto, pero luego reaccionó. Cortejó a Jordi Pujol -la única bisagra de peso posible-, negoció, cedió mucho e incluso declaró que en la intimidad hablaba catalán. Los 'pactos del Majestic' se pueden criticar, pero dieron cuatro años de estabilidad y fueron la mejor legislatura del PP, que parece que sin socio externo cae siempre en la tentación suicida del matonismo.  

¿No puede Rajoy hacer con Rivera lo mismo que Aznar con Pujol? Solo hay una razón en contra. Pujol era catalanista y -enterrada la operación reformista de Miquel Roca- solo le hacía competencia electoral en Catalunya. Rivera es el líder de un incipiente partido liberal que se presenta en todas las provincias y una amenaza de futuro en toda España.

Así son las cosas.

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"\u00bfHay amenaza de una crisis institucional sin precedentes?","text":"En este caso se podr\u00eda abrir una crisis institucional grave porque ser\u00eda dif\u00edcil que\u00a0Felipe VI\u00a0pudiera hacer un encargo razonable a otro l\u00edder pol\u00edtico, ya que\u00a0S\u00e1nchez\u00a0tiene ahora menos fuerza que\u00a0tras el 20-D. Y sin una primera votaci\u00f3n, no empiezan a correr los plazos para unas nuevas elecciones. El Rey quedar\u00eda paralizado -o forzado a 'borbonear'-\u00a0y el Gobierno en funciones seguir\u00eda indefinidamente. Espa\u00f1a bloqueada. Un disparate total que parece algo similar a un chantaje."}}