Gestora equivocada con objetivo imposible

Los que ganaron el comité federal del PSOE no sabían el desorden que generaban

Pedro Sánchez se retira, anoche, tras comparecer ante los medios en la sede socialista de Madrid.

Pedro Sánchez se retira, anoche, tras comparecer ante los medios en la sede socialista de Madrid.

JOAN TAPIA / BARCELONA

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Los impulsores de la gestora del PSOE han demostrado que no entienden bien el país en el que viven. Atacaron a Pedro Sánchez por sus resultados en Euskadi y Galicia cuando esos resultados solo son malos si se comparan con los de hace cuatro años, cuando no existía Podemos. Un absurdo total. Y olvidan que, contra lo que decían todas las encuestas y sesudos analistas, Sánchez evitó el 'sorpasso' el 26-J y los resultados de Euskadi -Galicia es otra cosa- indican un retroceso del PSOE respecto al 26-J muy inferior -mucho- al de Podemos.

Para ellos el objetivo era liquidar a Sánchez, que había desobedecido a la sultana andaluza (por cierto, la que abrió con Ximo Puig la campaña de Núria Parlon antes del verano), y han provocado una catástrofe en el partido que dicen defender. Sánchez encarnaba aún la posibilidad del gobierno alternativo que Pablo Iglesias impidió hace meses. Sus posibilidades no eran grandes (¿un 15%?). ¿Que los independentistas votaran a favor como mal menor? Difícil. ¿Que Ciudadanos se abstuviera? Difícil... ¿aunque en el último minuto? ¿Que Podemos votara a favor? Complicado, salvo que Íñigo Errejón pintara más.

Pero se tenía que intentar porque la actitud racional y sentimental de como mínimo medio PSOE lo exigía. Habría quedado claro así que no era el PSOE el que se oponía a un nada fácil gobierno alternativo.

PARTIDO DIVIDIDO

Los impulsores de la gestora lo han hecho imposible y sus métodos han dividido el partido. Ahora deben apechugar con las consecuencias e intentar que el conflicto no vaya a más. Para España sería muy grave quedarse sin un partido socialdemócrata que, como los europeos, intente gobernar -pese a lo duro de la crisis- combatiendo las desigualdades. No es fácil, excepto para los columnistas que olvidan que la crisis del 29 tuvo bastante que ver con la victoria nazi del 33.

No es fácil y la gestora no ha empezado bien porque -bajo el paraguas del presidente asturiano, Javier Fernández, un hombre ponderado- la preeminencia andaluza y extremeña es desproporcionada. Y tampoco hay nombres que destaquen por su personalidad. Se puede decir que es lo lógico en una gestora, pero no en una situación tan conflictiva como la actual.

NINGUNA GESTORA ES ETERNA

Pero los derrotados tampoco deben caer en la reacción emocional. El congreso del PSOE llegará -ninguna gestora es eterna- pero ahora, al menos para los que creen que la socialdemocracia es un bien a preservar, se trata de salvar los muebles, de evitar un estropicio.

Y una actitud frontal: el PSOE nunca debe hacer una abstención técnica para permitir un gobierno de Mariano Rajoy (condenado a gobernar en minoría); sería un peligroso error. Los de la gestora habrían cometido el primero al no dar una segunda oportunidad al gobierno alternativo y los 'sanchistas' (quizás también alguno de la gestora que no sabe lo que quiere) cometerían el segundo si fuerzan unas terceras elecciones, lo que sería malo para España pero fatal para el PSOE. Lo escribió ayer con gran acierto Josep Borrell en este diario: “Ir a unas terceras elecciones sería suicida”. Y es que peor que un Rajoy con 137 escaños (sin mayoría incluso con C¿s) sería un Rajoy con otra mayoría absoluta.

Se trata de admitir la triste realidad, que el gobierno alternativo no ha sido posible, primero por culpa de Podemos y ahora por la desconfianza que genera Iglesias en medios del PSOE y en parte de la clase media. Y que Rajoy tiene 137 diputados frente a 85 socialistas. No es el tiempo de reaccionar con emotividad (legítima) ni con infantilismo, sino de pensar con la cabeza fría. Sabiendo que 'toca' escoger el mal menor y que en toda vida se cometen errores.