GEOMETRÍA VARIABLE

¿Asesinar a Pedro Sánchez?

Susana Diaz cree que el futuro del PSOE pasa por echar paladas de sal para evitar que el exlíder resucite

Pedro Sánchez saluda a Antonio Hernando, este jueves en el Congreso.

Pedro Sánchez saluda a Antonio Hernando, este jueves en el Congreso. / periodico

JOAN TAPIA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Pedro Sánchez acertó al apostar por el Gobierno de alternancia, pero se equivocó cuando al día siguiente del no de Pablo Iglesias (votando con el PP) no preparó el terreno para una abstención técnica. Y al querer imponer su línea sin discutir otras opciones legítimas.

El cambio -por culpa del no de Podemos- era un relato admisible. No los es el cambio con bronca y sangre del Comité Federal del 1 de octubre. Me dicen que Alfonso Guerra sostiene que está crisis socialista es la mas grave porque no hay relato ni líder que lo defienda. No está Felipe González -salvo una mañana en la SER- defendiendo abandonar el marxismo. Y la explicación razonable de Antonio Hernando el jueves está lejos de ser suficiente.

Pero tras el estropicio, lo inteligente era que la gestora tratara de cerrar heridas. ¿Cómo? Voto contrario de todo el grupo salvo once que no acudían al hemiciclo. Así se lograba el objetivo -no nuevas elecciones- pagando el precio de no vetar la investidura. Quedaba por definir la nada fácil política futura y su comunicación a la opinión pública, pero no se alentaba la pelea interna. 

La gestora ha elegido otro camino al ordenar una abstención total y arriesgar una crisis con el PSC y otros diputados. ¿La razón? Había una batalla estratégica -hasta donde intentar una muy difícil alianza con Podemos- pero también una guerra de tribus. La jefa de la tribu andaluza quería desde hace tiempo descabalgar a Sánchez. Y este no supo atraerse a ningún barón con poder territorial (salvo Francina Armengol), ni a los expresidentes, ni a Rubalcaba. Se comportó también como una tribu.

Y ahora Susana Diaz cree que el futuro del PSOE pasa por tirar toneladas de sal para evitar que Pedro Sánchez resucite. Ya se sabe aquello de “enemigos, enemigos acérrimos y compañeros de partido” que entonó el democristiano Adenauer. Pero asesinar a Sánchez puede beneficiar a alguien pero no parece lo mejor para que el PSOE recupere la unidad y sea una alternativa socialdemócrata válida para el 2017.