Más allá de la unidad

JOAN IGNASI ELENA

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En 1952, Carles Riba, escritor y poeta de nuestro noucentisme, inició una fértil correspondencia con diferentes personalidades de los sectores más inquietos de la intelectualidad española, con la intención de despertar el interés por la cultura catalana. Por suerte para nuestra historia, Riba dio a esta correspondencia formato de carta abierta, publicando alguna de ellas en las revistas de la época.

Ahora he tenido acceso a alguna de ellas, en concreto la que dirigió a Dionisio Ridruejo, escritor y curioso político español que, de inspirador del conocido himno falangista 'Cara al sol', pasó a ser un furibundo luchador antifranquista. Me gustaría pensar que la pedagogía epistolar de Riba tuvo algo a ver con este giro copernicano.

En la mencionada carta, respuesta a un manifiesto de Ridruejo presentado con el significativo título de 'Poetas en la unidad', Carles Riba le reclama una amistad basada en la libertad, una amistad de aquellas creadas en el diálogo y no previa a él. Una amistad creativa, productiva, desde la colaboración o la divergencia, pero siempre desde la mutua integridad.

"Seamos amigos para que tú seas tú y yo sea yo", le escribe a Ridruejo el compañero de la gran poetisa Clementina Arderiu. En definitiva, la unidad es un medio, nunca un fin, parece venir a decir. Yo también lo creo. En todos los ámbitos de la vida. También en el político, por ejemplo en la confección de una oferta electoral o en la confederación organizativa entre estados, de igual a igual.

Mi salida, y baja, ahora hace cinco meses del partido político que me ayudó a aumentar aquello que los primeros constitucionalistas norteamericanos denominaban "felicidad pública" me interpeló, no sin una primera angustia ya superada, en relación al concepto político de la unidad.

A nadie se le escapa el 'goteo' de bajas que sufre el PSC desde hace algunos años, y fruto de los desencuentros con la trayectoria errática, social y nacional de quien hasta hace poco representaba el paraguas del espacio político del socialismo catalanista.

Se ha sufrido una diáspora, a veces excesivamente calculada y a remolque de los calendarios, que resulta inasumible desde posicionamientos responsables, y no desde el pueril anhelo, ya caricaturizado, de la unidad por la unidad.

El PSC, que no los socialistas catalanes, ha dejado de ser una herramienta útil para transformar una sociedad injusta en muchos aspectos y atacada por la lacra de la crisis y la corrupción.

Entre otros episodios, y sin entrar en debates sobre la dudosa cultura política instalada en el instrumento, medidas como el apoyo al proyecto de Barcelona World, una cierta connivencia en los silencios que ha sufrido y sufre nuestra sociedad, la alfombra roja colocada en sede parlamentaria a personajes de dudosa actuación a su paso por las puertas giratorias... dibujan una tolerancia con el 'status quo' antagónico con los valores socialistas. Tolerancia que desmiente a quien culpa de manera esquemática y pobre solo a la cuestión nacional la rotura de esta anhelada unidad.

Hay que reaccionar desde la izquierda. Con ideas, proyectos y acción política transformadora, que es lo que reclaman los ciudadanos a los nuevos actores que lideran la izquierda política. De forma particular me siento y me sentiré feliz trabajando por una Catalunya más justa y decente junto a, a menudo desde la divergencia y los matices estratégicos, Oriol JunquerasMarta RoviraJoan HerreraDolors CamatsDavid Fernàndez, entre otros.

Quizás la cuestión generacional ayuda, y por eso hemos querido hacer de Avancem un proyecto joven. Y evidente, también compartiendo cuestiones de país con el resto de fuerzas. Es así como se plantea la política, pactando el consenso y también la disconformidad, partiendo del conflicto para buscar posteriormente el acuerdo con todos los matices que hagan falta.

El movimiento Avancem nace en el 2012 con la voluntad de trabajar para reconstruir un espacio socialista, ahora en buena parte huérfano, que contribuya de manera proactiva a la recomposición del centroizquierda en Catalunya, reclamando como principal argumento el cambio de cultura política.

Decididos a intentar volver a ser actores importantes en la construcción de una nueva hegemonía política progresista para la Catalunya de los próximos años. Con el frontispicio de una unidad civil que ahora tiene que ser abordada desde comportamientos radicalmente diferentes al de una transición agotada socialmente. Esto sería motivo de otro debate, pero solo apunto ahora una pregunta que últimamente me hago, y que me inquieta. ¿Era real el deseo de ser un solo pueblo por parte de aquellos que ahora apuestan su supervivencia a recluirse políticamente en unas pocas ciudades del país?

Superar esta visión reduccionista y dual de Catalunya, ponerla en hora, es el gran reto del soberanismo, especialmente de Esquerra Republicana. La actitud de Oriol Junqueras, alcalde de Sant Vicenç dels Horts es, en este sentido, un aval. La capacidad pedagógica mostrada por Iniciativa y EUiA, otro. Ambas formaciones, por cierto, con unos relevos hechos de manera admirable.

La diáspora empieza a reencontrarse, desde sus diferencias y sensibilidades. Desde el "Seamos amigos para que tú seas tú y yo sea yo" de Riba, no siempre asumido por culpa de tics aristocráticos empollados en cierta praxis política progresista a menudo aburguesada. Pero sabiendo que son muchas cosas las que nos unen: socialistas y catalanistas por las mismas razones.

Y por eso hace falta previamente algo más que un partido. Poco a poco se va aclarando el destino de todas aquellas personas que hemos ostentado responsabilidades institucionales en el ámbito local. Desde Avancem pensamos que el horizonte de las elecciones municipales es el momento culminante para cerrar esta separación, en muchos casos traumática. De hecho, ya estamos trabajando con todas las fuerzas políticas progresistas para formular alianzas locales de progreso, que por elevación, permitan dar respuesta a la exigencia ciudadana de más políticas de progreso, tal y como indica la 'esquerranización' en las encuestas. El gran reto es ofrecer una respuesta política a esta demanda, creíble, concreta, posible.

Igual que los diarios, también determinadas expresiones culturales, las organizaciones y los movimientos políticos responden a una determinada época, a una lógica, a un empujón generacional, que los hace auténticos, honestos, incluso irreverentes en la demanda del cambio, del relevo.

Avancem quiere construir una red poliédrica y municipalista. No pretendemos tener un solo centro, ni territorial ni operativo. Entendemos la política como la capacidad de dar respuestas diferentes, aunque nos formulamos preguntas parecidas. Lo que nos une es la forma de entender la vida y el colectivo, y con este bagaje sumamos muchas energías.

Lo que tenemos que mantener es el carácter ideológico de nuestra propuesta política, en el sentido de idealista, de utópico, de estar fundamentado en unos valores. Y así vamos sumando más gente a la aventura que proponemos. Y no lo haremos desde cálculos personales. Son el pasado.