IDEAS

Efecto Planeta

Edificio del Grupo Planeta en la Diagonal de Barcelona.

Edificio del Grupo Planeta en la Diagonal de Barcelona. / periodico

Xavier Bru de Sala

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Que el primer grupo editorial traslade su sede a Madrid puede parecer simbólico. El Gremi d’Editors de Catalunya perderá la hegemonía al perder el socio que más cotiza. Pero tal vez sufrirá más el de Madrid, porque el gigante pondrá orden con mentalidad barcelonesa.

Ahora bien, si la gran mayoría de fugas empresariales responden, aunque sea en parte, a razones económicas de peso, la de Planeta es política y solo política, como han explicitado sus responsables. Se comenta, sobre los centenares de cambios, si los efectos económicos son muy limitados, por lo menos de entrada. Que van a sufrir poco los impuestos y más las cotizaciones a las cámaras de comercio o al Foment del Treball, que perderán influencia y capacidad de ofrecer servicios. Supongamos que no se trata del inicio de una deriva creciente de actividad económica. Incluso en este caso, las alarmas culturales se deberían encender, y no hablamos del posible bajón de 62 por abandono de escritores catalanes, con efectos quizás letales sobre Enciclopèdia. No faltan editoriales pequeñas y eficaces. 

Los que consideraríamos una gravísima pérdida que Barcelona pasara a ser solo capital de la cultura catalana debemos planificar actuaciones conjuntas

Hablamos de la pérdida de vocación hispánica de Barcelona. Más allá de la desafección política, España se ha convertido en un objeto emocionalmente problemático y desagradable para la inmensa mayoría de catalanes. Si el conflicto dura, y sobre todo si se endurece, lo cual es bien posible, los que consideraríamos una gravísima pérdida que Barcelona pasara a ser solo la capital de la cultura catalana deberíamos empezar a planificar mensajes y actuaciones conjuntas.

Incluso quienes piensan que la independencia que necesitamos es la de Portugal deberían convenir con todos los que no lo desean que la interdependencia cultural hispánica es mil veces más deseable que el aislamiento de Lisboa. Podríamos cuantificarlo en términos de mercado, de pérdida de producción y ventas. Pero aún son más trágicos los abismos del alma.