Pequeño observatorio

El arte de saber pinchar

Todos los estilos literarios resultan válidos con la condición de que no sean aburridos

La nueva ola de libros de poesía que ha llegado al lector juvenil.

La nueva ola de libros de poesía que ha llegado al lector juvenil. / periodico

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Ya hace tiempo que los estilos literarios han perdido su antigua y tradicional rigidez. En el ámbito de la poesía la evolución resulta muy visible. Ya no se exige que un poema se presente con una estructura formal y un ritmo regular de acentos. Desde que la palabra 'poema' se ha impuesto a la palabra 'versos', la libertad del poeta ha crecido.

Me parece que alguien definió los versos como una sucesión de «líneas cortas». Ahora se admite la irregularidad: líneas cortas alternadas con largas. Incluso se habla de poemas en prosa. La ley métrica, que regía los versos de los poetas, ya no es de «obligado cumplimiento», y lo digo pensando en alguien como Camilo José Cela, que con su provocadora libertad dictó esta sentencia: «Una novela es un libro que en cuya portada se hace constar la palabra novela».

La poesía ha logrado una libertad de temas y de formas que los autores clásicos no habrían permitido. En los tiempos de la Nova Cançò, utilicé rimas y ritmos para explicar un hecho, una situación cotidiana, evidentemente sin ninguna pretensión lírica. «'Un dia qualsevol és avui i és demà, en una mà el rossinyol, l’escorpí a l’altra mà. Tot és pega i és sort, només mata la mort'».... «'Fes camí tristament, fes camí alegrament. Fes camí mentre hi hagi camí'».

Espero que los lectores me excusen. Pero quiero insistir en la variedad de formas en que se expresa no solo la poesía, también la prosa. Pienso que todos los estilos resultan válidos, con una condición: que no sean aburridos para los lectores. La libertad de estilos la encontramos también en el trabajo de los pintores, de los arquitectos, de los periodistas, de los políticos... Un estilo puede seducir o también puede irritar.

No es casual, me parece, que la palabra estilo esté vinculada a estilete, a un punzón. Así vemos cómo se pinchan los políticos. Pero no todos consiguen hacer un pequeño agujero.