El arte de hacer posible lo imposible

La pregunta es: ¿será vinculante el 'referéndum o referéndum' sobre la independencia de Catalunya, que anuncia el 'president' de la Generalitat? Carles Puigdemont transmite determinación y liderazgo, y se compromete. Intentará pactar los términos con el Gobierno español. Pero si en el otro lado encuentra un muro como hasta ahora, él lo saltará. Es evidente que no aclara cómo se las arreglará para superar los escollos que el Gobierno central pueda llevar a cabo de tipo económico, político y jurídico, aunque ahora el Tribunal Constitucional, cansado de sacar las castañas del fuego al Ejecutivo español, ya no quiere tener que sancionar a los políticos catalanes y tranquiliza ver que la economía catalana crece por encima de la española. Pero, ¿será suficiente la ley de transitoriedad para dotar de un marco legal catalán el plebiscito? ¿El referéndum de septiembre del 2017 conseguirá el reconocimiento internacional?

El 9-N del 2014, un montón de observadores de varios países estaban dispuestos a ver qué pasaba en Catalunya. Cuando vieron que el resultado del voto sería simbólico, muchos decidieron quedarse en casa. Creo que fue prudente buscar la fórmula que permitiera que esa consulta estuviera dentro del límite del marco legal español y otorgara suficiente confianza e ilusión a millones de personas en Catalunya para poder votar. Pero el año que viene se cumplirán tres años de aquel 9-N y ahora estamos en otro momento. Ahora nos podemos hacer otras preguntas: ¿Ante la comunidad internacional, hasta cuándo el Gobierno podrá mantener esta posición sorda e infranqueable de no dialogar con el Govern y las fuerzas independentistas? ¿Y si desde aquí no resulta una mala estrategia anunciarle urbi et orbi cada paso del proceso?

LA POSICIÓN DE LOS 'REALISTAS'

Oímos muchas voces de 'realistas' que afirman con rotundidad que será imposible hacer un referéndum vinculante. Tienen razón en que, si ellos estuvieran a la cabeza, no se llevaría a cabo. Porque los 'por pura inercia la aceptan, la empequeñecen y no la transforman. En mayo del 68, la gente en París le daba la vuelta a la idea y coreaba: «Sed realistas, pedid lo imposible». La revuelta quería provocar un movimiento adelante del Gobierno francés para que se diera cuenta de la necesidad de emprender una política que afrontara el malestar social.

El mayo francés ha influido poderosamente en las políticas posteriores del mundo occidental y ahora sabemos que todos los procesos transformadores generan dudas y dificultades. Se pueden superar, pero se necesita coraje, imaginación y audacia. Estamos aquí. Después de todo, los sabios antiguos ya nos anunciaban que la política es el arte de transformar lo imposible en posible. O referéndum o referéndum.