El argumento clave, la libertad

La manifestación independentista de la Diada sacó a la calle a 1,5 millones de catalanes.

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Núria Orriols Guiu

Núria Orriols Guiu

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¿Las fronteras actuales son inamovibles si un conjunto de individuos en un territorio lo reclaman democráticamente? ¿Cómo se tienen que resolver los conflictos territoriales en los estados democráticos en pleno siglo XXI? De momento son preguntas sin respuesta que el liberalismo político no ha contestado de forma clara y contundente. Tenemos que ser conscientes que las delimitaciones territoriales que separan hoy las sociedades no surgieron de la nada ni se delimitaron de forma consensuada, sino que la mayoría son el resultado de conflictos bélicos --en el caso de Europa-- o repartimiento colonial --en el caso de África--.

Así pues, si las fronteras se han constituido de forma no democrática en el pasado, porqué no se pueden cuestionar estos muros políticos impuestos? Si actualmente aún existen conflictos territoriales en los estados es que los problemas que plantea la convivencia entre distintas naciones no se han resuelto. El estado debería construir un marco neutral que permitiera la convergencia de grupos diferenciados en el seno de la unión, pero si este marco no es posible i se constata ¿de forma reiterada¿ que las partes no pueden encontrar una salida que satisfaga las aspiraciones, el modelo debe cambiar.

Y en éste punto encontramos el conflicto catalán. No relataré los intentos de encaje en más de treinta años de democracia ni me remontaré en los origines ilícitos de las fronteras del estado español actual (resultado de la anexión ilegal de la corona catalanoaragonesa por parte de Castilla en la guerra de Sucesión), sino que me voy a centrar en argumentar "por qué" des de la libertad, se debería permitir la secesión en el si de los estados liberales, y consecuentemente en España.

España es un estado democrático, social y de derecho --o así se describe en el primer artículo de la Constitución--, por tanto, un estado que se rige por una Carta Magna que lo reconoce como liberal-democrático. Esta doctrina política tiene como valor central la libertad, y consecuentemente, el respeto y la tolerancia a las decisiones del otro. En el marco de las relaciones individuales pues, aceptamos que un sujeto A no puede interferir en las acciones del sujeto B si este no comete un daño a un tercero. Éste es el límite de la libertad individual.

Si trasladamos esta situación al conflicto territorial catalán i en el plano de los derechos colectivos, Catalunya parte de una presunción de libertad de actuación, es decir, tiene el derecho a ejercer la secesión mientras no se demuestre que su acción atenta directamente contra los intereses de un tercero. ¿Qué derechos colectivos o individuales concretos vulnera el derecho a decidir de Catalunya? Se atenta contra los derechos humanos del resto de España? No! Solo se argumenta que se rompe la "indisoluble y única" unidad de España.

Considero que éste no es un argumento serio que pueda impedir el ejercicio de la libertad. Los que se oponen al derecho a la secesión tienen que explicar qué intereses se vulneran, y demostrar que éstos tienen una carga moral suficiente para impedir que una parte de un territorio se separe del resto si así lo quiere. No lo digo yo, lo asegura Allen Buchanan, catedrático de ciencia política de la universidad de Duke i principal estudioso de las teorías de la secesión.

Por tanto, siguiendo esta lógica, es el resto del Estado que tiene que argumentar por qué Catalunya no puede decidir libremente su futuro, tiene que esgrimir las razones que impedirían que se celebrase un referéndum de soberanía en una democracia. No es Catalunya quién tiene la responsabilidad de justificar su derecho ejercer la libertad, sino el gobierno español de argumentar por qué no puede hacerlo.

@nuriaorrg