Pequeño observatorio

Me apunto a la matanza de letras

La proliferación de siglas me ha hecho entrar en el terreno del analfabetismo. Leo cuatro o cinco letras unidas y no sé qué significan

Audiovisual 8 Una experiencia que recuerda las antiguas máquinas de escribir.

Audiovisual 8 Una experiencia que recuerda las antiguas máquinas de escribir.

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Voy leyendo EL PERIÓDICO tranquilamente. Los temas son diversos. Hay una recuperación del consumo. Alemania legaliza el matrimonio homosexual. Aznar vuelve a asomarse a la prensa. La ola de calor ha encarecido el recibo de la luz ... Y de golpe me encuentro esto: "El FROB eleva sus pérdidas". "Google se ha disparado al alza con Android".

El FROB no sé que es y Android no debe ser no un 'androide', que es un autómata de forma humana. No es que, de golpe, las autoridades lingüísticas hayan decidido borrar el tradicional vocabulario, sino que la creatividad humana ha dado un paso más y ha conseguido que las palabras convencionales sean víctimas de una excesiva cantidad de letras para designar algo.

El lenguaje está haciendo un gran progreso hacia la contracción. El uso de las siglas explotó espectacularmente. Pero perdonen, cuando decimos "siglas" nos equivocamos. Porque una sigla es una letra o letras iniciales de un nombre de persona, de una entidad, de un partido. Es un ahorro de escritura. ONU, UNESCO...

LA REVOLUCIÓN DIGITAL

La proliferación de siglas me ha hecho entrar en el terreno del analfabetismo. Leo cuatro o cinco letras unidas y no sé qué significan. Leo Google, Windows Phone y no sé que quiere decir. Y Facebook, Appelannie, Angry Birds, Fire Age, Supercell, Netflix, Spotify... Dicen que desde la primera tienda digital la industria ha aumentado estratosféricamente. Pues yo deberé confesar que vivo en una pequeña esfera. Qué digo, esfera... Vivo en una modestísima pelotita de recursos que ya no puede hacer ningún gol.

Hasta hace poco, yo me consideraba un hombre del presente. Con la pretensión, si quieren, de saber escribir de una manera comprensible. Y nadie había dudado, hasta ahora, que yo sabía leer. Sospecho que en estos últimos años me he ido convirtiendo en un analfabeto. Pero he decidido enmascarar un poco mi fracaso.

Desde ahora ya no escribiré en este diario un 'Pequeño observatorio'. Con permiso de la dirección, escribiré cada día un 'Ptori'.