La apuesta de los cuatro 'collbonis' para la Barcelona

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JOAN TAPIA

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En mayo del 2015 la coalición de Ada Colau, expresión de protesta fuerte y con una campaña muy crítica con todo lo anterior, ganó las elecciones municipales. Fue un tsunami y los 'comuns” proclamaron “el fin del Régimen”. No sólo de los cuatro años de Xavier Trias sino también de los del PSC que, en coalición con ICV, gobernó Barcelona desde 1979 al 2011. Ahora, un año después, Ada Colau ha firmado un pacto de gobierno con el PSC. ¿Qué ha pasado? ¿Ha cambiado Colau? ¿Se ha convertido el PSC a la revolución?

5.000 caracteres obligan a esquematizar. Primero, la victoria pareció un tsunami pero fue mínima: 11 concejales frente a 10 de Trias, la más corta de la historia. Hay incluso quien cree que sin las 'plebiscitarias' de septiembre Trias habría unido al centro-derecha (18 concejales con Ciutadans y PP) para tentar luego a ERC o al PSC. Sea como sea, gobernar con holgura exige 21 concejales sobre 41 y Colau sólo tenía 11. Segundo, las políticas más utópicas –ejemplo, la sacralización de los manteros- se ha ido viendo que tienen un  límite. Tercero, ya para ser elegida Colau tuvo que pactar con ERC (cinco concejales) y PSC (cuatro) además de la CUP (tres).

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Y a partir de ahí se establecieron encuentros entre ColauAlfred Bosch, el líder municipal de ERC, y Jaume Collboni. Lo urgente era aprobar un presupuesto, o una ampliación de gasto, para poner en marcha programas, lo que sólo se logró (no sin problemas con la CUP) hace poco. Cuarto, lo que se ha visto –caiga bien o caiga mal- es que Colau es un monstruo político y que tiene un notable instinto práctico. Hizo marcha atrás sobre el Mobile Congress, però chocó con la huelga del metro. Lo pensado desde fuera precisaba un 'reset'. El magma maragallista estaba ahí. Podía ser útil para pasar de la protesta a la acción de gobierno. Y ya desde el principio recurrió a Jordi Martí, un disidente socialista. Luego a Oriol Nel.lo, el 'ciutada pel canvi' al que Maragall encargo el plan de barrios de la Generalitat que ahora Ada Colau –corregido por los suyos- quiere  retomar desde el ayuntamiento.

Necesitaba pactar. ¿Con el PSC? ¿Por qué no con ERC que tenía un concejal mas y caería mejor a la CUP? El 'feeling' con Collboni, poco rígido, funcionó mejor que con el más ideológico Bosch. ERC no quería un pacto a tres con el PSC y Colau no quería quedar atrapada en la estrategia independentista. Y el magma maragallista (Jordi MartíOriol Nel.lo, el propio Amadeu Recasens, al que encargó la Guardia Urbana) tiraba en esa dirección.

Hace ya semanas que Colau y Collboni establecieron una hoja de ruta: presupuestos con ERC y la CU

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P; luego pacto de gobierno. Mas tarde –si ERC no cambiaba- buscar mayorías puntuales mas amplias porque 15 concejales tampoco hacen la mayoría de 21. Así la propia Colau ensalzó el viernes en 8TV el apoyo de Trias al plan de barrios.

CONCEJALES DISTINTOS

¿Por qué ha pactado el PSC? Sus cuatro concejales eran cada uno de su madre y de su padre. Jaume Collboni, el ganador de las primarias socialistas, hizo una buena campaña, recibió la bofetada del castigo electoral y decidió no tirar la toalla. Carmen Andres fue (en las primarias) la candidata de los barrios contra CollboniDani Mòdol, es un arquitecto no afiliado con ganas de hacer ciudad. Y la catedrática de Hacienda, Montse Ballarín, fue pieza clave de Joan Clos en el área económica. Pero cuatro concejales sobre 41. ¡Todo un correctivo de  humildad para el partido que había creido encarnar la Barcelona progresista! Sobrevivir exigía pensar y cerrar filas.

Collboni decidió mantener abierto el hilo con Ada Colau. Una parte de electores socialistas la habían votado, no podían negarle el pan y la sal junto a la derecha. Había que esperar a que los radicales se dieran cuenta de que no podían gobernar con 11 concejales. Y no sólo porque perderían muchas votaciones. 

Pero pactar sólo era posible si el equipo Colau decidía priorizar la acción sobre las quimeras antisistema. El pacto siempre tendría riesgos pero cuatro mosqueteros a la intemperie…tampoco era una buena opción. Aunque había una condición indispensable: que se visualizara la acción del PSC en áreas relevantes como el bienestar social, la cultura y la economía.

Los cuatro son unánimes: el pacto es bueno. ¿Quiere Collboni hacer de puente entre un ayuntamiento izquierdoso y el mundo económico? Lo apuntaba Enric Sierra en una reciente columna pero Carmen Andrés prioriza el diálogo con las entidades sociales.

En Nicaragua hubo visto bueno. Iceta quiere que el PSC sea visto como un partido que prioriza la gobernabilidad. Ha pactado con CDC en Girona, con el PP en Tarragona y con C's en Lleida. ¿Por qué no en Barcelona con Colau? Y la propia Assumpta Escarp, ahora secretaria de Organización y antigua jefa de gabinete de Clos, cree que la 'operación Forum' fue positiva pero dejó heridas en la relación con las entidades sociales.

El PSC quiere recoser su relación con la ciudad y cree que gobernar con las gentes de Colau no será fácil (ya ha habido problemas) pero al final puede ser la apuesta ganadora. 

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