Mujer, universidad y empleo

Apoyemos a nuestras científicas

El 60,7% de los estudiantes de ciencia son mujeres, pero el porcentaje baja a la mitad a la hora de liderar proyectos

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ESTRELLA MONTOLÍO

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¿Creían ustedes, quizá, que en un ámbito profesional tan 'puro' y objetivo como el científico y universitario no se producían diferencias por sesgos de género en las posibilidades de promoción profesional entre hombres y mujeres? Pues existen. Me centro aquí en un solo aspecto: la diferente evolución en la carrera académica. 

La Comisión Mujer y Ciencia del Consell Interuniversitari de Catalunya, tras analizar información del reciente curso 2014-2015 recogida en todas las universidades catalanas, muestra los siguientes datos: las mujeres constituyen el 60,7% de los estudiantes de grado (la primera etapa de la carrera científica), cifra que crece año a año a favor de las féminas, como muestran igualmente los indicadores europeos. De ello se deducen dos conclusiones: las mujeres europeas apuestan de manera decidida por la formación y son, sin duda, mayoría en la base de la ciencia..

CAÍDA EN LA ETAPA POSDOCTORAL

En fases posteriores, como son los estudios de máster, la obtención de becas predoctorales y la elaboración de la tesis doctoral, las cifras relativas a mujeres y hombres van acercándose (50,3% mujeres; 49,7% hombres). Ahora bien, el derrumbe de las mujeres, lo que podríamos llamar la 'precipitación' de las jóvenes investigadoras fuera de la carrera científico-académica, se produce en la etapa posdoctoral, en la que los varones (que, recuérdese, partían de representar el 39% en la etapa inicial) pasan a constituir el 57% del personal científico que consigue recursos para proseguir sus estudios.

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Y eso ¿qué consecuencias provoca?  Entre otras, que, cuando comienza la etapa más competitiva de obtener financiación para la investigación y plazas de investigación o docencia, la presencia de las mujeres apenas llega al porcentaje crítico del 30% en colectivos de liderazgo como el de investigador principal de proyectos de investigación, dirección de grandes centros de investigación o liderazgo de institutos de referencia.

MATERNIDAD, PREJUICIOS...

La primera pregunta que se plantea es por qué se produce tal desaparición relativa femenina en esa etapa culminante. Las causas son múltiples; entre otras: maternidad, prejuicios de género entre los evaluadores, menor presencia en redes de influencia o inferior valoración de los méritos propios.

Segunda cuestión: ¿en qué nos afecta como sociedad esa desaparición relativa de científicas en la fase de mayor promoción? Uno: que en las universidades y otras instituciones científicas perdemos una enorme cantidad de talento con excelente formación, un derroche de inteligencia que la academia no retiene, por lo que se empobrece. Dos, y no menor: nuestras niñas y nuestras jóvenes todavía tienen muy pocos referentes de científicas senior líderes, exitosas e internacionalmente reconocidas (y, por qué no, con excelente salud financiera). Esa ausencia de referentes femeninos en la ciencia refuerza la enorme presión social que reciben nuestras chicas de que es más importante dedicar la energía a estar mona que a liderar la transformación del conocimiento. Por eso, porque las necesitamos, proponemos un nuevo hashtag: #ApoyemosANuestrasCientíficas!