Relevo en el Círculo de Economía

Antón Costas y el ADN del 'Cercle'

Joan Josep Brugera insiste en un amplio pacto interno en Catalunya y un acuerdo con Madrid antes del referéndum

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JOAN TAPIA

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El Círculo de Economía no es una agrupación empresarial o una patronal encubierta sino más bien una entidad de empresarios pero también economistas y profesionales preocupados por la economía, por la unificación de Europa y por la evolución política. Tiene un ADN plural, no muy normal en la sociedad catalana -o española- que quizá esté definido por el hecho de que su primer presidente fue Carlos Ferrer Salat, el luego primer presidente del Foment tras la dictadura y el fundador-presidente de la CEOE y que su primer secretario fuera el socialista Narcís Serra, primer alcalde democrático de Barcelona en 1979 y más tarde ministro de Defensa del primer Gobierno de Felipe Gonzalez. Y por su junta han pasado también convergentes de peso como Jordi Pujol y Carles Gasoliba.

Los últimos años, con las presidencias de José Manuel Lara y Josep Piqué, ya se vivieron en un entorno espeso porque el Cercle tuvo que lidiar -manteniendo su agenda europeísta y de perfeccionamiento de la democracia y de la economía social de mercado- la creciente acritud entre los gobiernos de Catalunya -primero dos tripartitos de izquierdas, luego crecientemente independentistas- con los de Madrid. Y la presidencia de Antón Costas en los tres últimos años -con el referéndum unilateral del 2014 por en medio- han sido aún más complicados. El indudable éxito de Costas es haber logrado mantener la independencia, y el criterio dialogante del Cercle, frente a las presiones del inmovilismo mesetario y del independentismo.

LA INDEPENDENCIA DEL CERCLE

Costas ha preservado la independencia del Cercle en base a tres criterios. Catalunya necesita construir un consenso interno amplio, más del 66% o del 75% que del 47,8%; tras este consenso hay que pactar con Madrid -lo que no siempre es fácil-, y después el acuerdo debe ser sometido a referéndum. Además el Cercle quiere que el innegable principio democrático se compagine con el respeto a las normas del Estado de derecho. Advierte de que o se respetan los procedimientos, o se corren grandes riesgos.

En sus 60 años de vida -nació como un club de ajedrez antes del plan de estabilización- el Cercle ha renovado su presidente cada tres años y siempre por consenso, con una única candidatura normalmente impulsada por los expresidentes. Joan Josep Brugera, presidente de Inmobiliaria Colonial, sucederá al catedrático Costas -discípulo de Fabián Estapé- con un programa similar en el que se vuelve a priorizar el pacto como salida de la crisis catalana. Y como muestra de la pluralidad están sus cuatro vicepresidentes: Marc Puig Guasch, empresario, que sigue; Teresa García Milà, catedrática de Política Económica; Jordi Gual, economista y presidente de Caixabank, y el conocido notario Juan José López-Burniol. Y una buena noticia. Tras muchos años se reincorpora el otrora vicepresidente y analista de inversiones Eusebi Diaz Morera. Más vale no excavar, sólo dejar constancia que no era grato al caudillismo que dominó Catalunya.